martes, 27 de junio de 2017

Las nuevas responsabilidades de los medicos ante el movimiento emancipador de los pacientes

El cambio de siglo se ha caracterizado, entre otras cosas, por una creciente participación social en todos los ámbitos. Esto no sólo se ha expresado como fuerza política sino también como postura crítica y a veces hasta beligerante en torno a instituciones que habían sido intocables. La práctica médica enfrenta un nuevo tipo de sociedad y un nuevo tipo de paciente. Aunque un sector de ellos sigue prefiriendo el modelo paternalista, hipocrático, tradicional, en el que el médico es el único que toma las decisiones y dicta órdenes, en tanto que el papel del paciente es sólo el de obedecerlas, pues se pondera al cumplimiento de la terapia como la cualidad más preciada, muchos pacientes han adquirido conciencia de sus derechos, entre ellos el de participar en las decisiones médicas que les conciernen, el de negarse a seguir las instrucciones del médico si no les parecen convenientes, el de vigilar la actuación de los profesionales, organizarse, reclamar y demandar. Los pacientes han adoptado conductas de consumidor, crítico, vigilante y participante activo del proceso de atención, en lo que se ha llamado movimiento emancipador de los pacientes en contra de la yatrocracia. Los médicos tenemos que entender este cambio social, que no deriva precisamente de un acuerdo colectivo sino de una evolución, y tenemos que aprender a insertarnos con dignidad dentro de este nuevo marco, no tanto añorando los tiempos pasados como entendiendo mejor los actuales. Esto está ocurriendo también en un momento en que la transición ha generado una mayor proporción de pacientes crónicos, en los que la responsabilidad individual de los pacientes es más grande, en que la relación médico-paciente se encamina hacia una interacción más colegiada y en el que hacen su aparición creciente los terceros pagadores. Tenemos que entender que a las responsabilidades tradicionales vinculadas con el diagnóstico, el pronóstico y el tratamiento se agregan algunas nuevas, por lo menos las siguientes:
• Identificar con claridad las expectativas del paciente, para tener muy claro qué espera de nosotros. Si las expectativas son razonables habría que intentar satisfacerlas; si son excesivas, atendiendo con frecuencia a lo que han escuchado en los medios de comunicación, será necesario acotarlas desde el principio.
 • Enfocar nuestra atención no sólo a las demandas sino también a las necesidades; esto equivale a hacer un diagnóstico de las necesidades de cada paciente, lo cual no es sencillo. Resolver no sólo lo yatrotrópico sino cuanto constituya una necesidad de salud del paciente.
• Identificar las necesidades educativas del paciente con relación a su padecimiento y establecer las estrategias para resolverlas.
 • Incidir en la salud familiar a través de lo que se identifique en el paciente en cuestión.
 • Evaluar la capacidad de cada paciente no sólo para entender sino también para contender con su enfermedad. En virtud de este diagnóstico se tendrán que decidir las encomiendas para que el paciente pueda ejercer su autonomía y para hacerse cargo del manejo de su enfermedad.
• Seleccionar el modelo de relación médico-paciente que conviene según el caso.
 • Entender el más amplio contexto de la práctica profesional incluyendo los aspectos éticos, económicos, organizativos, políticos y sociales.
 • Identificar y respetar los deseos, aprehensiones, temores, creencias y valores de los pacientes, su forma de entender la enfermedad; entender el modelo de saludenfermedad del paciente y trabajar con él en la consecución de los logros en salud.
 • Utilizar las nuevas tecnologías a favor del paciente, con una visión crítica, sin deslumbramientos: consulta telefónica o electrónica, telemedicina, robótica.
 • Perfeccionar las habilidades de comunicación con los pacientes.
LECTURAS RECOMENDADAS
• Andorno R. Bioética y dignidad de la persona. Madrid: Editorial Tecnos, 1998.
• Charlesworth M. La bioética en una sociedad liberal. Cambridge University Press. 1993. Gran Bretaña.
 • Groopman J. Second opinions. Penguin Books, LTD. 2000. New York, USA.
 • Napodano RJ. Values in medical practice. Human Sciences Press, Inc. 1986. New York, USA.
 • Profesionalidad médica en el Nuevo milenio. Medicina Interna 2003;19:42-5.

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