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domingo, 18 de noviembre de 2018

Pesquisa de la hipertensión endócrina

Pesquisa de la hipertensión endócrina
Análisis de las diferentes formas de hipertensión endócrina, su prevalencia y el cuadro clínico de cada una de ellasAutor: Young Jr WF , Calhoun DA, Lenders JWM Endocrine Reviews 38: 103–122, 2017
La hipertensión arterial (HTA) afecta al 28,6% de los adultos en los EEUU.(1-3) En la mayoría de los casos la HTA es primaria, pero un subgrupo de aproximadamente el 15% sufre hipertensión secundaria (4,5) y más del 50% de los niños con hipertensión tienen una causa secundaria (6). En los adultos jóvenes, < de 40 años, la prevalencia es de aproximadamente el 30% (7). Las causas secundarias de hipertensión son renales o endócrinas. Suele ser la primera manifestación en numerosos trastornos endócrinos.

II. FEOCROMOCITOMA Y PARAGANGLIOMA
A. Introducción y prevalencia
Los feocromocitomas y paragangliomas (FCPG) son tumores neuroendócrinos de células cromafines raros que habitualmente producen catecolaminas. El 80% -85% provienen de la médula  suprarrenal y el 15% - 20% de los ganglios paravertebrales simpáticos (10, 11). La prevalencia es muy baja: 1,6 por 10.000 personas, pero es mayor en pacientes que consultan con hipertensión (20-60 por 10000 pacientes).
Existen dos fenotipos bioquímicos:
  1. los tumores adrenérgicos que producen epinefrina, metanefrina (el principal metabolito de epinefrina) y norepinefrina.
     
  2. los tumores noradrenérgicos que producen norepinefrina y normetanefrina, el principal metabolito de la norepinefrina.(15, 16)

El fenotipo bioquímico es importante porque puede indicar el tipo de mutación de las células germinales (los tumores noradrenérgicos se suelen asociar con mutaciones de la vía de señales hipóxicas y los adrenérgicos con mutaciones de la vía de señales de la cinasa). Los pacientes con tumores adrenérgicos pueden tener más síntomas paroxísticos que los otros. (17, 18).B. Cuadro clínico
Varía desde la ausencia de síntomas (10% de los casos) hasta episodios graves que ponen en riesgo la vida del paciente (10, 19). Uno de cada 10 pacientes es totalmente asintomático.
Cuando hay síntomas éstos son la clásica triada de cefalea, sudoración profusa y palpitaciones que duran de pocos minutos a una hora. Durante los intervalos hay total ausencia de síntomas.
La frecuencia de los episodios varía desde varias veces al día hasta algunas veces por mes y se presentan espontáneamente o desencadenados por estímulos físicos o químicos (anestesia, micción, inhibidores beta-adrenérgicos, antidepresivos tricíclicos y glucocorticoides). (20,21)
Alrededor del 35% de los pacientes sufren hipertensión paroxística. El cuadro se puede transformar en una crisis hipertensiva y estos episodios son responsables de la alta frecuencia de urgencias cardiovasculares, tales como infarto de miocardio, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca (22, 23).
C. ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se investigarán los pacientes que presentan signos o síntomas paroxísticos y la menor sospecha debe ser estudiada debido al riesgo de complicaciones graves e incluso mortales. Se realizarán las investigaciones ante la presencia de:
  • Signos o síntomas paroxísticos, que sugieren exceso de catecolaminas
  • Respuesta paradojal de la presión arterial a fármacos, cirugía o anestesia.
  • HTA resistente al tratamiento.
  • Presencia de masa suprarrenal con síntomas o sin ellos.
  • Antecedentes de feocromocitoma o paraganglioma.
  • Predisposición hereditaria.
D.  Estudios para la detección de casos
Los análisis de laboratorio deben preceder a los estudios por imágenes y consisten en:
Determinación plasmáticas libres o metanefrinas urinarias fraccionadas.(25) Son pruebas de alta sensibilidad y muy confiables, pero no son específicas, por lo que no prueban que el paciente tenga un FCPG. La determinación de catecolaminas urinarias o plasmáticas, ácido vainillilmandélico y cromogranina es de valor diagnóstico inferior a las anteriores.
Varias precauciones son necesarias para los análisis bioquímicos. Se debe evaluar que el paciente no sufra trastornos asociados con aumento de la actividad simpática, como insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal o hipoglucemia, ya que en este caso se pueden producir resultados falso positivos. Es frecuente que las muestras de sangre se tomen de pacientes en sedestación. Para reducir al mínimo los resultados falso positivos  de la metanefrinas plasmáticas libres se deben obtener las muestras de un catéter permanente tras por lo menos 30 minutos de reposo en decúbito supino.
♦ Interpretación de los resultados
Si el resultado de las metanefrinas plasmáticas libres  o de las metanefrinas fraccionadas en orina de 24 hs en un paciente sintomático está dentro de los límites normales se puede descartar FCPG. En pacientes asintomáticos, como los portadores de uno de los genes de susceptibilidad, un solo análisis normal no puede excluir definitivamente estas enfermedades; se deberá esperar y repetir los estudios.
Valores de metanefrinas plasmáticas libres de más de tres veces el límite superior de referencia o valores de metanefrinas libres fraccionadas en orina de 24 hs de más del doble de límite superior de referencia son factores pronósticos muy fiables de la presencia de FCPG. Los pacientes que están en la unidad de cuidados intensivos en general tienen resultados falso positivos (34). En estos casos no se deben efectuar los análisis para FCPG. Se deben verificar primero las enfermedades concomitantes asociadas con la actividad simpática causada por estrés en todos los pacientes con valores levemente altos de metanefrinas plasmáticas libres  o de metanefrinas fraccionadas en orina de 24 hs.
Con más frecuencia los valores levemente aumentados de metanefrina plasmática son por tomar la muestra de sangre con el paciente en sedestación, cuando se debe hacer después de 30 minutos de reposo en decúbito supino. De ser posible, se deben suspender los medicamentos que causan resultados falso positivos (por ej., los antidepresivos tricíclicos) antes de obtener la sangre o la orina. (36).

III. ALDOSTERONISMO PRIMARIO
El aldosteronismo primario se considera como la forma más frecuente de HTA tratable y potencialmente curable
En el aldosteronismo primario, la producción de aldosterona excede los requerimientos del organismo y escapa al control de su regulador normal: el sistema renina angiotensina (37, 38). El resultado es el aumento de la reabsorción de sodio en el nefrón distal produciendo HTA y supresión de renina angiotensina II. La pérdida de potasio y de hidrogeniones a cambio de sodio produce hipopotasiemia y alcalosis metabólica (37, 38).
A. Prevalencia
El aldosteronismo primario (AP) se considera como la forma más frecuente de HTA tratable y potencialmente curable, responsable de por lo menos el 5% - 10% de los pacientes hipertensos. En poblaciones con HTA resistente la prevalencia de aldosteronismo primario es de alrededor del 20% (41, 42). Casi todos los pacientes con AP se diagnostican entre la tercera y la sexta década de vida (43).
B. Cuadro clínico
La HTA del aldosteronismo primario rara vez es maligna (44, 45). Los valores tensionales varían ampliamente según el paciente tenga un adenoma productor de aldosterona o hiperplasia suprarrenal (46). En el hiperaldosteronismo familiar tipo I la hipertensión se suele demorar, pero puede ser de inicio temprano y llegar a causar la muerte, especialmente debido a accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico
Un porcentaje de estos pacientes tienen hipopotasiemia y no se diferencian de los que tienen hipertensión esencial a menos que se dosen la renina y la aldosterona. (39, 40, 52). Estos pacientes sufren nicturia, poliuria, debilidad muscular, calambres, parestesias y palpitaciones y tienen mayor tendencia a sufrir apnea obstructiva del sueño (AOS) (53).
Durante el embarazo la hipertensión y los síntomas pueden mejorar o empeorar. La mejoría se debe al efecto antimineralocorticoide de la progesterona circulante producida por la placenta.
C. ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se recomienda pesquisar a la mayoría de los pacientes con HTA, en parte porque la HTA en el AP responde satisfactoriamente a tratamientos que normalizan el exceso de aldosterona. La adrenalectomía laparoscópica unilateral en pacientes con AP unilateral cura la HTA en el 50% al 60% de los casos y mejora significativamente los restantes (58–60). Para los pacientes no operados la espironolactona, la eplerenona y la amilorida son muy eficaces para controlar la HTA l (61, 62).
Existen evidencias de que el exceso de aldosterona produce inflamación, remodelado y fibrosis en los tejidos cardiovascular y renal e induce efectos metabólicos adversos de maneras parcialmente independientes de su efecto sobre la presión arterial (63-66). Como resultado, las tasas de episodios cardiovasculares (arritmias, infartos de miocardio, ACV y mortalidad cardiovascular) son mayores en los pacientes con AP que en aquellos con hipertensión esencial emparejados para el nivel tensional (67–69). El exceso de morbilidad cardiovascular se revierte con el tratamiento. (67)
La Endocrine Society recomienda pesquisar el AP en los siguientes casos:
  • HTA sistólica ≥ 150 mm Hg o 100 mm Hg de presión diastólica.
  • HTA > 140/90 mm Hg resistente a 3 antihipertensivos convencionales, incluyendo un diurético.
  • PA normalizada, < 140/90mmHg con 4 o más antihipertensivos.
  • HTA e hipopotasiemia espontánea o inducida por diuréticos.
  • HTA asociada con AOS.
  • HTA y antecedentes familiares de HTA o ACV tempranos.

D. 
Estudios para la detección de casos
  • Potasio plasmático: tiene valor cuando existe hipopotasiemia.
     
  • Relación aldosterona/renina: constituye la prueba más confiable (52), pero puede haber falsos negativos y positivos en las siguientes circunstancias: hipopotasiemia, mujeres premenopáusicas durante la fase luteínica del ciclo menstrual, tratamiento con anticonceptivos, deterioro de la función renal, edad avanzada e HTA hiperpotasiémica familiar, embarazo y tratamiento con antihipertensivos (70, 75, 77, 79). Se deben suspender los antihipertensivos y reemplazarlos por verapamilo o prazosin 4 semanas antes de efectuar este estudio. Asimismo, se debe corregir la hipopotasiemia. Las muestras se tomarán a media mañana, con el paciente en sedestación.
La relación aldosterona/renina se debe considerar como una prueba de pesquisa y repetirla varias veces antes de confirmar o descartar el diagnóstico. Las concentraciones plasmáticas de aldosterona > 10 ng/dl, asociadas con actividad de renina < 1 ng/ml/h tienen valor diagnóstico (9).

IV. OTRAS FORMAS DE EXCESO DE MINERALOCORTICOIDES
A. Hiperplasia suprarrenal congénita
Se trata de un grupo de trastornos autosómicos recesivos causados por defectos enzimáticos que producen deficiencia de la secreción de cortisol (82, 83). Aproximadamente el 90% de estos casos son causados por deficiencia de 21-hidroxilasa que no genera HTA, a diferencia de la deficiencia de 11 beta-hidroxilasa o de 17 beta-hidroxilasa que sí causan HTA. Estas mutaciones son autosómicas recesivas y se detectan en la infancia, aunque los defectos enzimáticos parciales causan HTA en adultos.
⇒  Deficiencia de 11 beta-hidroxilasa
 Prevalencia 
Causa aproximadamente el 5% de todos los casos de hiperplasia suprarrenal congénita
♦ Cuadro clínico
La deficiencia de 11 beta-hidroxilasa en las niñas produce HTA, hipopotasiemia, acné, hirsutismo y virilización. En los niños produce HTA, hipopotasiemia y seudo pubertad precoz. Unos dos tercios de los pacientes tienen hipertensión de leve a moderada.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se deben pesquisar los niños, adolescentes y adultos jóvenes con HTA, hipopotasiemia espontánea y bajos valores de aldosterona y renina.
♦ Estudios para la detección de casos
Los análisis son: valores en sangre de DOC, androstenediona, testosterona y sulfato de dehidroepiandrostenediona (DHEA-S), que deberían estar todos aumentados por arriba del límite superior de los valores de referencia.
⇒  Deficiencia de 17a-hidroxilasa
♦ Prevalencia
La deficiencia de 17a-hidroxilasa es una causa muy rara de hiperplasia suprarrenal congénita.
♦ Cuadro clínico
Se caracteriza por producción disminuida de cortisol y esteroides sexuales, HTA, hipopotasiemia espontánea y bajos valores de aldosterona y renina. Los pacientes 46,XY genéticamente varones se manifiestan con pseudohermafroditismo o fenotípicamente como mujeres y las pacientes mujeres, 46 XX tienen amenorrea  primaria.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se debe pesquisar a los niños, adolescentes y adultos con HTA, hiperpotasiemia espontánea y valores bajos de aldosterona y renina.
♦  Estudios para la detección de casos
Los análisis son: valores en sangre de androstenediona, testosterona, DHEA-S, 17-hidroxiprogesterona, aldosterona y cortisol, que deben estar todos bajos. Las concentraciones de DOC y de corticosterona deben estar por encima del límite superior de los valores de referencia.

B. Tumor productor de desoxicorticosterona)
♦ Prevalencia
Los tumores suprarrenales que solo producen DOC son muy raros, generalmente de gran tamaño y malignos.
♦ Cuadro clínico
Algunas de estas neoplasias suprarrenales segregan andrógenos y estrógenos además de DOC, que pueden causar virilización en las mujeres o feminización en los varones. La manifestación típica es el inicio relativamente rápido de gran hipertensión asociada con hipopotasiemia y valores bajos en sangre de aldosterona y renina.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se debe pesquisar a los pacientes que consultan con hipertensión, hipopotasiemia espontánea y valores bajos de aldosterona y renina.
♦ Estudios para la detección de casos
Valores altos de DOC plasmático o tetrahidrodesoxicorticosterona urinaria y un gran tumor suprarrenal en la tomografía computarizada (TC) confirman el diagnóstico. La secreción de aldosterona en estos pacientes está suprimida.

C. Resistencia primaria al cortisol
♦ Prevalencia
Los pacientes con resistencia primaria al cortisol (glucocorticoide), un síndrome familiar raro, pueden tener aumento de la secreción de cortisol y de los valores plasmáticos del mismo sin evidencia de síndrome de Cushing (90, 91). Defectos genéticos en el receptor de glucocorticoides y el complejo receptor de esteroides causan resistencia primaria al cortisol.
♦ Cuadro clínico
El síndrome se caracteriza por al alcalosis hipopotasiémica, hipertensión, aumento de la DOC en plasma y aumento de la secreción de andrógenos suprarrenales.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se debe pesquisar a los pacientes (principalmente niños) que consultan con hipertensión, hipopotasiemia espontánea y valores bajos de aldosterona y renina.
♦ Estudios para la detección de casos
Las pruebas iniciales son los valores en sangre de cortisol, DOC, 11-desoxicortisol, androstenediona, testosterona y DHEA-S—todas están por encima del límite superior de los valores de referencia, al igual que la excreción urinaria de cortisol de 24 horas. El ACTH plasmático no está suprimido. Las pruebas confirmatorias incluyen las pruebas de mutación de la línea germinal.

D. Síndrome de exceso aparente de mineralocorticoides
Es el resultado de la actividad insuficiente de la enzima microsomal HSD11B2, que normalmente inactiva el cortisol en el riñón al convertirlo a cortisona (92). El cortisol puede ser un potente mineralocorticoide y cuando HSD11B2 es insuficiente o su actividad está bloqueada los valores de cortisol en el riñón aumentan.
♦ Prevalencia
Puede ser hereditario o secundario a la inhibición farmacológica de la actividad de la enzima por el ácido glicirrízico [el principio activo de la raíz de regaliz)] (93). Se identificaron menos de 50 casos de las formas congénitas en todo el mundo (94).
♦ Cuadro clínico
El exceso congénito aparente de mineralocorticoides se manifiesta en la infancia con hipertensión, hipopotasiemia, bajo peso al nacer, retraso del desarrollo y del crecimiento, poliuria y polidipsia (86). El exceso adquirido aparente de mineralocorticoides debido al consumo de raíz de regaliz se manifiesta con hipertensión e hipopotasiemia. Cuando la hipersecreción masiva de cortisol asociada con el síndrome de Cushing debida al síndrome de ACTH ectópico sobrepasa al HSD11B2, la hipertensión hipopotasiémica puede ser uno de los resultados (95).
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se debe pesquisar a los pacientes con exceso aparente de mineralocorticoides debido a deficiencia congénita o inhibición de HSD11B2; estos pacientes pueden tener hipertensión, hipopotasiemia, alcalosis metabólica, renina y aldosterona bajas y cortisol normal.
♦ Estudios para la detección de casos
El diagnóstico se puede confirmar si se demuestra un índice de cortisol/cortisona 10 veces superior al valor normal en orina de 24 horas. (92).

E. Síndrome de Liddle: alteración del transporte iónico por los túbulos renales
Es un trastorno autosómico dominante descrito por Grant Liddle en 1963 con cuadro clínico similar al AP: hipertensión, hipopotasiemia y potasiuria inapropiada (96). Como los valores plasmáticos de aldosterona y renina eran muy bajos, los investigadores lo llamaron seudoaldosteronismo.
♦ Prevalencia
Es sumamente raro, con menos de 30 familias estudiadas en todo el mundo (97).
♦ Cuadro clínico
Esta mutación produce aumento de la actividad del canal epitelial de sodio y los pacientes llegan a la consulta con aumento de la reabsorción renal de sodio, pérdida de potasio, hipertensión e hipopotasiemia, pero con valores bajos de aldosterona y renina.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
Se debe pesquisar a los niños y adultos que consultan con hipertensión, hipopotasiemia espontánea y valores bajos de aldosterona y renina.
♦ Análisis de laboratorio para la detección de casos
Cuando el paciente hipertenso hipopotasiémico tiene valores bajos de aldosterona y renina se debe considerar el síndrome de Liddle. Una vez excluidas las demás causas de este cuadro clínico se tratará al paciente con amilorida o triamterene. Es posible distinguir con facilidad el síndrome de Liddle del exceso aparente de mineralocorticoides sobre la base de la gran mejoría de la hipertensión cuando la amilorida o el triamterene se combinan con una dieta baja en sodio. También hay pruebas genéticas para el diagnóstico.

V. ALDOSTERONISMO SECUNDARIO E HIPERTENSIÓN RENOVASCULAR
El hiperaldosteronismo secundario asociado con hipovolemia o insuficiencia cardíaca o hepática no se asocia típicamente con hipertensión
A. Definición y prevalencia
Estudios fundamentales de hace más de 80 años determinaron que la reducción del flujo sanguíneo renal podía iniciar el aumento de la presión arterial sistémica, definido como hipertensión renovascular (HRV).
El hiperaldosteronismo secundario refleja valores patológicamente altos de aldosterona debido a la activación del eje renina-angiotensina; la RVH es un ejemplo de esto. Otras situaciones asociadas con exceso secundario de aldosterona son el infarto renal, la hipovolemia con administración de diuréticos o sin ella, la hipoperfusión renal relacionada con insuficiencia cardíaca o hepática.
El hiperaldosteronismo secundario asociado con hipovolemia o insuficiencia cardíaca o hepática no se asocia típicamente con hipertensión.
La prevalencia real de HRV es considerablemente menor que la de estenosis de la arteria renal.
La mayor parte de las estenosis de la arteria renal en  los EEUU son causadas por enfermedad aterosclerótica (alrededor del 85%) o por alguna forma de displasia fibromuscular (alrededor del 15%). La prevalencia de estenosis aterosclerótica de la arteria renal aumenta con la edad. Estudios demográficos indican que el 6,8% de las personas >65 años tienen estenosis de la arteria renal con más del 60% de oclusión de la luz.
B. Cuadros clínicos
La enfermedad renovascular oclusiva que genera la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA) puede producir un gran espectro de manifestaciones, entre ellas HRV, hipertensión acelerada o maligna, afectación de la función cardíaca, congestión circulatoria y, a la larga, lesión del parénquima renal con pérdida irreversible de la función renal.
C. ¿A quiénes se debe pesquisar?
La presión para identificar la estenosis de la arteria renal disminuyó en años recientes y un motivo es que el tratamiento médico es notablemente eficaz para bloquear el SRAA, sin necesidad de revascularización endovascular o quirúrgica.
Se debe pesquisar en los siguientes casos:
  • Inicio de la HTA antes de los 30 años.
  • HTA de evolución rápida, resistente y maligna.
  • Deterioro de la función renal en respuesta al tratamiento antihipertensivo.
  • Aparición de HTA después de los 50 años.
  • Asimetría renal.
  • Edema pulmonar súbito y sin causa determinada.

D.
 Estudios para la detección de casos Estudios por imágenes
La ecografía duplex de la arteria renal que mide la velocidad sistólica máxima a lo largo del vaso tiene una sensibilidad >85% y una especificidad del 92% para la enfermedad aterosclerótica con más del 60% de oclusión de la luz (99, 100).
La arteriografía por TC tiene una sensibilidad >90% y una especificidad del 97%, similar a la arteriografía por catéter y a la arteriografía por resonancia magnética de alta resolución. El inconveniente es que es relativamente cara y la sustancia de contraste yodada puede tener efectos tóxicos. La arteriografía por resonancia magnética proporciona imágenes detalladas e imágenes de pruebas funcionales de oxigenación, pero también es relativamente cara y el gadolinio puede tener efectos tóxicos.
♦ Estudios endocrinológicos
Se emplean la determinación de la actividad de la renina en sangre periférica, mediciones directas de la masa de renina y los valores de aldosterona plasmática para definir el exceso secundario de aldosterona. Sin embargo, estas mediciones son inespecíficas y muy influenciables por las condiciones de la prueba, entre ellas el equilibrio sódico y el tratamiento farmacológico.

VI. OTROS TRASTORNOS ENDOCRINOS ASOCIADOS CON HIPERTENSIÓN
A. Síndrome de Cushing
♦ Prevalencia
El síndrome de Cushing iatrogénico es relativamente frecuente. El síndrome de Cushing endógeno, en cambio, es raro (103). La secreción excesiva de ACTH por un tumor hipofisario es la causa del síndrome de Cushing endógeno en el 85% de los pacientes y se lo llama “enfermedad de Cushing.” Es cinco veces más frecuente en las mujeres que en los hombres y su mayor incidencia es entre los 20 y los 50 años.
Las neoplasias ectópicas que segregan  ACTH y las formas de síndrome de Cushing independientes del ACTH (por ej, adenoma o carcinoma suprarrenal, e hiperplasias nodulares suprarrenales) son responsables del 15% de los casos endógenos. Se produce hipertensión en el 75% - 80% de los pacientes con síndrome de Cushing (104, 105).
♦ Cuadro clínico
La signosintomatología típica del síndrome de Cushing es la siguiente: aumento de peso con obesidad central (extremidades delgadas), cara de luna llena y plétora, almohadillas de grasa supraclavicular y dorsocervical, contusiones “espontáneas”, piel fina y disminución del grosor de los pliegues cutáneos, mala cicatrización de las heridas, estrías color rojo vinoso, debilidad de los músculos proximales, trastornos cognitivos y emocionales (irritabilidad, llanto, depresión, inquietud corporal), hirsutismo, hiperandrogenismo (por ej, acné), hipertensión, osteopenia y osteoporosis, intolerancia a la glucosa, diabetes, poliuria, hiperlipidemia, infecciones oportunistas, alteraciones de la menstruación y de la función reproductiva y litiasis renal.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
A todo paciente con HTA que también presenta los síntomas mencionados.
♦ Estudios para la detección de casos
El laboratorio muestra hiperglucemia, hiperlipidemia, hipopotasiemia y leucocitosis con linfopenia relativa.
La prueba para determinar el exceso de cortisol incluye la prueba nocturna de supresión de dexametasona, cortisol en la saliva y la recolección de orina de 24 horas.

B. Disfunción tiroidea
⇒ Hipertiroidismo
♦  Prevalencia
 Es más común en las mujeres con una frecuencia del 0,5% - 1,0% (107–109). La prevalencia en ancianos es del 0,4% - 2,0% (111–113). Las causas más comunes incluyen la enfermedad de Graves, el bocio tóxico multinodular, el adenoma tóxico y la tiroiditis.
♦  Cuadro clínico.
Cuando existe aumento de hormonas tiroides circulantes, interactúan con los receptores específicos en los tejidos periféricos y aumentan la actividad metabólica y la sensibilidad a las catecolaminas circulantes. El resultado es taquicardia, aumento del volumen minuto, disminución de la resistencia periférica e HTA sistólica (114). Pese al aumento de apetito, el paciente pierde peso, tiene intolerancia al calor, debilidad muscular e hiperhidrosis. Puede haber exoftalmia.
♦  ¿A quiénes se debe pesquisar?
A todo paciente con hipertensión que presenta el cuadro clínico mencionado.
♦ Estudios para la detección de casos
Valores en sangre de tirotropina y de tiroxina libre. Es necesario realizar un exhaustivo examen clínico que incluye la palpación de la glándula. Se realizarán estudios por imágenes y autoanticuerpos tiroideos.
El tratamiento incluye bloqueantes beta adrenérgicos para el tratamiento de la hipertensión, el temblor y la taquicardia. El tratamiento definitivo del hipertiroidismo está enfocado a la causa específica (115).
⇒  Hipotiroidismo
♦ Prevalencia:

La prevalencia de hipotiroidismo subclínico es de 4,3% - 8,5% (110, 116) y de hipotiroidismo evidente es del 0,3%- 0,4%. La frecuencia de HTA (En general diastólica) se triplica en los pacientes con hipotiroidismo y representa el 1% de los casos de HTA diastólica (117, 118). Los pacientes se encuentran letárgicos y todas sus funciones cognitivas son más lentas. Además presentan intolerancia al frío, constipación y bradicardia. Pueden presentar edema facial y palpebral. La lengua está engrosada produciendo alteración de la voz. Pueden tener disnea de esfuerzo debido al bajo volumen minuto.
♦ ¿A quiénes se debe estudiar?
A todos los pacientes con hipertensión y los signos clínicos mencionados.
♦ Análisis de laboratorio para la detección de casos
Determinación de tirotropina y tiroxina libre en plasma; la primera se encuentra sobre la segunda por debajo de los valores normales. La administración de hormona tiroidea (levotiroxina sintética) regulariza la presión arterial en la mayoría de los casos (119).

C. Hipercalcemia e hiperparatiroidismo primario
♦ Prevalencia
La principal causa de hipercalcemia es el hiperparatiroidismo primario. La prevalencia es del 0,20% en las mujeres y del 0,09% en los hombres, aumenta con la edad y es causa frecuente de HTA. (121).
♦ Cuadro clínico
La mayoría de los pacientes son asintomáticos, otros presentan síntomas relacionados con hipercalcemia, como poliuria, polidipsia, constipación, osteoporosis, litiasis renal, úlcera péptica e hipertensión.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
A todos los pacientes con HTA e hipercalcemia.
♦ Estudios para la detección de casos
Hormona paratiroidea plasmática y excreción urinaria de calcio de 24 horas.
El tratamiento es quirúrgico y la HTA puede remitir o no después de la paratiroidectomía (123, 124).

D. Acromegalia
♦ Prevalencia
La acromegalia es una afección rara con una prevalencia de 40 a 70 casos por 1 millón de personas (125, 126).
♦ Cuadro clínico
La enfermedad se caracteriza por mandíbula prominente, artrosis degenerativa debido al crecimiento excesivo del cartílago y el tejido sinovial, voz grave, sudoración excesiva y piel aceitosa, síndrome del túnel carpiano, disfunción cardíaca e HTA (127). La HTA se asocia con retención de sodio y expansión del volumen extracelular (128, 129).
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
A los pacientes con hipertensión con tumores hipofisarios descubiertos incidentalmente y a los pacientes con manifestaciones típicas de acromegalia.
♦ Estudios para la detección de casos
La determinación en plasma del factor de crecimiento1 tipo insulina es el análisis de elección (130). Se debe derivar a los pacientes a un endocrinólogo cuando el  factor de crecimiento1 tipo insulina está por encima del límite superior de referencia ajustado para edad y sexo. El tratamiento más eficaz de la hipertensión asociada con acromegalia es disminuir el exceso de hormona de crecimiento. (129). Si no es posible la curación con cirugía la hipertensión responde bien a los diuréticos.

E. Apnea obstructiva del sueño
La apnea obstructiva del sueño (AOS) es el cierre repetido parcial (hipopnea) o completo (apnea) de las vías respiratorias durante el sueño. Se caracteriza por interrupción del sueño, hipoxemia e hipercapnia intermitentes y cambios en la presión intratorácica. Los efectos fisiológicos de la AOS, entre ellos los efectos sobre las vías endocrinas, son múltiples y complejos. Estudios experimentales y clínicos indican que la AOS induce numerosos efectos adversos, entre ellos disfunción endotelial, inflamación, estrés oxidativo, rigidez vascular, estimulación del SRAA, trastornos metabólicos, alteraciones de la estructura y de la función cardíaca y activación del sistema nervioso simpático (131).
La AOS está muy asociada con hipertensión; esto es especialmente así con la hipertensión resistente (132–140). Estudios sugieren que intensificar el tratamiento diurético (incluidos los antagonistas del receptor de los mineralocorticoides) puede reducir la gravedad de la AOS en pacientes con hipertensión resistente (147–150).
♦ Prevalencia
Aproximadamente el 20% de los adultos tienen por lo menos apnea leve del sueño (índice apnea-hipopnea, 5 - 14 episodios por hora), y uno en 15 tiene AOS de moderada a grave (índice apnea-hipopnea ≥15 episodios por hora) (134).
La AOS es de 2 a 3 veces más frecuente en los hombres que en las mujeres (151, 152), aunque su prevalencia parece aumentar en las mujeres posmenopáusicas (153). Hay una fuerte relación entre la AOS y el sobrepeso o la obesidad, con prevalencia del 60% - 80% en obesos (154, 155). También se asocia con la diabetes tipo 2 (156). La prevalencia de la AOS aumenta con la edad, siendo de 2 a 3 veces más frecuente en > 65 años.
La AOS y la hipertensión con frecuencia coexisten. Aproximadamente el 50% de las personas con AOS son hipertensas y un 30% - 40% de pacientes con hipertensión padecen AOS (131, 136–138). La AOS es especialmente frecuente en personas con hipertensión resistente, con prevalencia del 70% - 90% (140–142, 146). Sin embargo, la presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) en pacientes con AOS e hipertensión resistente, aunque beneficiosa, no produjo gran mejoría de la presión arterial.
♦ Cuadro clínico
Las personas con AOS refieren antecedentes de fuertes ronquidos, que molestan a los demás, episodios de apneas o respiración caótica presenciados por otros o somnolencia durante el día, a veces intensa. Otros síntomas son sueño fragmentado con despertares frecuentes, despertares por los ronquidos con jadeo o sensación de ahogo, nicturia, boca seca y cefaleas matinales, cansancio diurno, disfunción cognitiva, con trastornos de la memoria o dificultad para concentrarse y síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico. Enfermedades asociadas que aumentan cuando hay AOS son hipertensión, cardiopatía, fibrilación auricular, enfermedad por reflujo gastroesofágico y disfunción sexual.
♦ ¿A quiénes se debe pesquisar?
A todos los pacientes hipertensos sobre la base de antecedentes de signosintomatología pertinente
♦ Estudios para la detección de casos
Polisomnografía. Es necesaria para el diagnóstico definitivo de AOS. El laboratorio del sueño permite el registro continuo de numerosos parámetros, entre ellos la etapa del sueño mediante el electroencefalograma; los movimientos oculares mediante el electrooculograma; la posición del cuerpo mediante el video; los movimientos de las extremidades mediante el electromiograma; la respiración y los ronquidos.

VII. RESUMEN DEL ENFOQUE TOTAL PARA TENER EN CUENTA Y DETECTAR LA HIPERTENSIÓN ENDOCRINA
El contexto clínico es importante. Por ejemplo, la pesquisa de hipertensión endocrina quizás no sea significativa en el paciente anciano con numerosas enfermedades concomitantes. Sin embargo, esta pesquisa puede ser clave para mejorar y prolongar la vida en la mayoría de los pacientes con hipertensión, especialmente los más jóvenes.
Resumen y comentario: Dr. Ricardo Ferreira

Hipertensión arterial en atletas

Hipertensión arterial en atletas
Sólo 3% de los atletas competitivos presentan hipertensión, y ésta se asocia con el sobrepeso y con los antecedentes familiaresAutor: Caselli S, Vaquer Sequi A, Pelliccia A y colaboradores  American Journal of Cardiology 119(10):1616-1622, May 2017
Los atletas realizan actividad física en forma regular y llevan un estilo de vida saludable, y por ello se asume que la prevalencia de hipertensión (HTA) sería menor que en la población general. La información proveniente de estudios previos demuestra una aparente paradoja existente entre la prevalencia esperada y la observada en los atletas. El objetivo de este estudio fue evaluar la prevalencia actual de la hipertensión en atletas, analizar sus determinantes y el abordaje terapéutico utilizado en ellos, al ser evaluados en contexto de chequeos precompetitivos.

► Sujetos y métodos
Se evaluaron 2040 atletas en forma consecutiva entre 2010 y 2015 en un único centro en Roma. Todos los sujetos participaban en competencias nacionales o internacionales en forma profesional y fueron sometidos a chequeos clínicos y cardiológicos.
Se clasificó a los sujetos evaluados en 4 grupos:
 Grupo 1, deportes de “habilidad”: golf, tenis de mesa, equitación, tiro, karate, arquería y navegación.
 Grupo 2, deportes de “poder”, predominantemente fuerza isométrica: levantamiento de pesas, tiro al blanco, lanzamiento de martillo, gimnasia lucha, y carrera de 100 metros o 200 metros.
 Grupo 3, deportes “mixtos”: que incluía fútbol, básquet, vóleibol, hándbol, waterpolo, tenis y pulseadas.
• Grupo 4: deportes de “resistencia”, remo, canotaje, natación, carreras de larga distancias y maratones, bicicleta, triatlón y pentatlón.
Las evaluaciones clínicas y cardiológicas se realizaron en un día de descanso, y ningún sujeto tomaba medicinas cardiovasculares al momento de la evaluación. Se analizó el antecedente familiar de HTA, y la toma de presión se llevó a cabo en un consultorio, en reposo.
Se definió la presión arterial óptima con valores de presión sistólica <120 y diastólica <80 mm Hg, normal (sistólica entre 120 y 129 y diastólica entre 80 y 84 mm Hg), normal alta (sistólica entre 130 y 139 y diastólica entre 85 y 90 mm Hg), HTA grado 1 (140 a 159, y 90 a 99 mm Hg), y grado 2 (más de 160 de sistólica y/o diastólica mayor a 100 mm Hg). Se efectuaron estudios de bioimpedancia para evaluar la composición corporal, oftalmológicos, análisis de laboratorio y ergometría en bicicleta.
Las evaluaciones de presión arterial se realizaron cada 6 meses, hasta 3 años de seguimiento. También se llevaron a cabo ecocardiogramas y se analizaron diferentes criterios de función ventricular sistólica, diastólica, y criterios de hipertrofia.
El análisis estadístico fue el convencional para estadística descriptiva y comparativa. Se realizó un análisis de regresión logística multivariable para evaluar factores predictivos independientes de HTA. Se consideró significativo un valor de p < 0.05.

► Resultados
La edad promedio de toda la cohorte fue de 25 años, con predominio de sexo masculino. La presión arterial promedio fue de 114/73 mm Hg, y los valores fueron más elevados en hombres. Un cuarto de los sujetos presentaban antecedentes familiares de HTA. Se identificaron 960 deportistas con presión óptima, normal en 765, normal alta en 252, y se diagnosticó HTA en 65 casos (3.2%), uno de los cuales presentaba HTA de grado 2.
La mayoría de los hipertensos eran hombres (87%), sin diferencias entre los tipos de deportes que realizaban. En los sujetos deportistas con hipertensión se halló asociación con los antecedentes familiares, con el índice de masa corporal (IMC) y 22% eran obesos (por ejemplo un caso de levantador de pesas con IMC de 41). El porcentaje de grasa corporal fue de 29% en los obesos con HTA, frente a 17% en aquellos sin obesidad.
No se observaron diferencias en glucemia, pero sí un mayor nivel de colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad y un menor nivel de colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad en los hipertensos. La creatinina también fue mayor. Las evaluaciones oftalmológicas fueron normales. En las ergometrías los hipertensos alcanzaron cifras de presión más elevadas ante el esfuerzo con peor rendimiento.
Con respecto a la evaluación ecocardiográfica, los hipertensos presentaban mayor remodelado del ventrículo izquierdo (evaluado mediante grosor parietal, cavidad ventricular, y masa, con mayor remodelado excéntrico, p < 0.05).
Se realizó un análisis de regresión logística y se comprobó que los únicos dos factores que se asociaron de manera independiente con la presencia de HTA fueron el antecedente familiar (105% más riesgo de HTA) y el índice de masa corporal (32% más de riesgo de HTA en los sujetos con IMC elevado).
Los autores comprobaron que en 5 atletas la HTA resultó secundaria (a enfermedades tiroideas, renovasculares y drogas, y estos sujetos fueron apropiadamente diagnosticados y tratados). Los otros 60 casos fueron interpretados como HTA esencial, e iniciaron cambios higiénico-dietéticos. Con ello, sólo tres atletas permanecieron con cifras elevadas, e iniciaron tratamiento farmacológico. Luego de 18 meses de seguimiento todos los participantes se hallaban normotensos con las intervenciones mencionadas.

► Discusión y conclusiones
La prevalencia de HTA en atletas es baja (3%), y se encuentra ampliamente relacionada con los antecedentes familiares y el sobrepeso
Los autores refuerzan el concepto acerca de la baja prevalencia de hipertensión en los atletas (3% en esta cohorte), y parece ser menor que en la población general (los autores refieren que en una cohorte de jóvenes italianos la prevalencia fue de 11%), y otros estudios demostraron prevalencias similares.
La asociación entre la HTA y los antecedentes familiares y el IMC era esperada; sin embargo, no se corroboró lo señalado previamente en la bibliografía en relación con que ciertos tipos de deportes presentaban mayor probabilidad de asociarse con HTA, por ejemplo el levantamiento de pesas, fútbol americano y béisbol. Como el IMC podría no ser el mejor evaluador de obesidad en los atletas, se utilizó la evaluación mediante el porcentaje de grasa corporal, y se pudo comprobar que los hipertensos presentaban mayor grasa corporal.
La relación con el estilo de vida fue evaluada, y evidentemente tuvo una gran influencia, ya que en 57 de los 60 sujetos identificados como HTA esencial, las intervenciones higiénico dietéticas se asociaron con normalización de los valores de presión. Sin embargo, los autores sugieren evaluar siempre en los atletas jóvenes el abuso de antiinflamatorios, la ingesta inapropiada de sal, la presión psicosocial, o el abuso de anabólico esteroides.
Se hallaron 5 casos de hipertensión secundaria, que representaban un 8% del total de hipertensos, y esta tasa fue similar a la reportada previamente en otros estudios. Todos estos casos fueron diagnosticados y tratados apropiadamente, y dado que no presentaban daño en órganos diana, los atletas reiniciaron sus actividades en forma completa.
En cuanto a los hallazgos cardíacos se destaca que la mayoría de los hipertensos presentaban una geometría ventricular izquierda normal o una hipertrofia excéntrica, sin embargo un 6% de los casos presentó hipertrofia concéntrica, y por ello, la hipertrofia concéntrica debería ser vista con precaución porque podría ser expresión de alguna patología, con la cardiopatía hipertensiva y otras hipertrofias.
Otro hallazgo relevante es que los hipertensos presentaron peor desempeño en las ergometrías, y en dicho sentido un estudio previo había demostrado que el consumo de oxígeno era 15% menor que en los no hipertensos. Este fenómeno podría atribuirse a una disfunción vascular subclínica, con mayor rigidez.
Como limitaciones del estudio, se describe que la mayoría de los sujetos eran de etnia caucásica y muy jóvenes. Por otro lado, es posible que muchos atletas ya hayan tenido evaluaciones médicas previas, lo que puede sesgar la prevalencia real de HTA en este estudio. Finalmente, no se incluyeron jugadores de fútbol americano, los cuales presentan en estudios previos una elevada tasa de HTA.
En conclusión, la prevalencia de HTA en atletas es baja (3%), y se encuentra ampliamente relacionada con los antecedentes familiares y el sobrepeso. En la mayoría de los casos, las modificaciones en el estilo de vida fueron suficientes para alcanzar un control óptimo de las cifras de presión arterial.
♦ SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica

Hipertensión en la infancia

Hipertensión en la infancia
Prevalencia de hipertensión, complicaciones cardíacas, y uso de medicación en niños
En 2003, la American Heart Association (AHA) hizo hincapié en el hecho de que la enfermedad cardiovascular de los adultos comienza en la niñez. El próximo año, el Grupo de Trabajo del Programa Nacional de Educación de Hipertensión Arterial Nacional sobre la Presión Arterial Alta en Niños y Adolescentes que publicó las guías actuales, publicará el Cuarto Informe de Diagnóstico, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial en Niños y Adolescentes. Este informe fue aprobado por la Academia Americana de Pediatría y la AHA.

Posteriormente, declaraciones científicas de la AHA sobre el monitoreo ambulatorio de la presión arterial en niños y del NHLBI (Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre - National Heart, Lung and Blood Institute en inglés) sobre salud cardiovascular volvieron a hacer hincapié en la importancia de diagnosticar la hipertensión en la infancia. Sin embargo, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos concluyó recientemente que hay pruebas suficientes para apoyar la detección de hipertensión rutinariamente en niños para prevenir la enfermedad cardiovascular en los adultos. Poco se sabe acerca de los efectos que estas guías y recomendaciones han tenido en los cambios sobre el diagnóstico y el tratamiento de la hipertensión en niños.

Los autores han tratado de identificar las tendencias seculares en el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión infantil tras el creciente énfasis de las recomendaciones de la AHA, NHLBI, y la Academia Americana de Pediatría. En particular, el estudio fue diseñado para evaluar si los médicos siguen las guías sobre el uso de la ecocardiografía para la evaluación, y medicación para el tratamiento. También se intentó evaluar la prevalencia de las complicaciones de la hipertensión, entre ellas la hipertrofia ventricular izquierda (HVI) y la insuficiencia cardíaca.

Métodos
Este estudio de cohorte retrospectivo se realizó utilizando una base de datos de facturación de la salud general. Fueron incluidos los niños de entre 2 y 18 años miembros de los servicios uniformados de los Estados Unidos, inscriptos en el programa de seguro de salud del Departamento de Defensa (TRICARE). Este grupo de edad incluye más de 1,3 millones de individuos por año. El estudio fue aprobado por la Junta de Revisión Institucional del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed y el Sistema de Salud Militar.
La información sobre visitas ambulatorias fue extraída de la base de datos del Sistema Militar de Salud. Esta base de datos es predominantemente para uso administrativo y epidemiológico de la salud y no está directamente vinculada a los registros médicos individuales de los pacientes. La base de datos incluye todos los registros de facturación para pacientes ambulatorios y recetas médicas para los beneficiarios militares elegibles para visitas a centros militares y civiles.

Las guías del Cuarto Informe del NHLBI para el diagnóstico de hipertensión requieren 3 mediciones independientes que demuestren la elevación de la presión arterial antes de que se le asigne el diagnóstico.
El presente estudio no aborda la incidencia de pacientes que cumplen esta definición, porque los signos vitales no son parte de la base de datos. Más bien, este estudio demuestra el reconocimiento de la hipertensión por los proveedores.
Existe la expectativa de que los proveedores hayan aplicado la definición apropiada antes de asignar el diagnóstico de hipertensión. Además, para minimizar el sesgo de clasificación y eliminar diagnósticos "fuera de regla", la hipertensión se definió como aquella que requirió al menos 2 visitas con cualquier código de hipertensión primaria o no especificado, o una solo visita a un nefrólogo o cardiólogo que le asignó el diagnóstico.

En todos los encuentros de consulta externa entre 2006 y 2011 en este grupo de edad se les preguntó los códigos de diagnóstico de hipertensión primaria o no especificado utilizando los códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades, Novena Revisión, Modificación Clínica (CIE-9-MC) (Apéndice 1; disponible en www.jpeds.com).

Los códigos de hipertensión secundaria y la hipertensión inducida por el embarazo fueron excluidos del estudio, al igual que, sobre todo, la elevación aislada de la presión arterial (código 796.2).
La prevalencia se calculó para cada año y para todo el período de estudio. Para determinar la prevalencia de todo el período de estudio, cada paciente se contó sólo una vez. Para estimar las diferencias entre prepuberales y post puberales en la población de estudio, los análisis especificados previamente que se describen a continuación, se realizaron con las categorías de grupos de edad de 2-11 años y 12-18 años.

Para cada paciente con diagnóstico de hipertensión se consultaron los códigos de terminología actual de la Asociación Médica Americana de Ecocardiografía (Apéndice 2; disponible en www.jpeds.com). Además, una visita con un cardiólogo infantil se consideró equivalente a ser referido para ecocardiografía. Esta definición se utilizó para determinar la prevalencia de conformidad con las pautas del NHLBI 2004, que especifica que todos los pacientes con hipertensión establecida deberían ser referidos para ecocardiografía.
En el cálculo de la prevalencia de complicaciones cardíacas, sólo se incluyeron pacientes con códigos de ecocardiografía de la terminología actual.

La hipertrofia ventricular izquierda (HVI) se definió utilizando los códigos de la CIE-9-MC para enfermedad hipertensiva del corazón (402.00, 402.10 y 402.90), cardiomegalia incluyendo la hipertrofia (429.30), y miocardiopatía no especificada (425.4, 425.8 y 425.9).

La disfunción sistólica ventricular izquierda (DSVI) se definió por los códigos de insuficiencia cardíaca congestiva e insuficiencia sistólica ventricular izquierda (códigos 428.x, 402.01, 402.11 y 402.91).
La serie 428.4x de insuficiencia sistólica combinada e insuficiencia diastólica se registraron bajo el término de disfunción sistólica. La disfunción ventricular izquierda diastólica aislada (DDVI) se recogió como una consulta separada (428.3x). El sobrepeso y la obesidad fueron definidos usando la serie de códigos 278.x.

El uso de medicación antihipertensiva se identificó utilizando los campos de Código de Clase del Formulario del Hospital Americano (Apéndice 3; disponible en www.jpeds.com). Para cada sujeto único con hipertensión, se utilizó el primer medicamento encontrado en la base de datos para el análisis de porcentajes relativos de clase de prescripción de medicamentos. El denominador de prevalencia de uso de medicamentos se limitó a los pacientes con un diagnóstico de hipertensión, como se definió anteriormente.

Análisis Estadístico
Las tendencias en prevalencia se analizaron con la prueba Cochran Armitage de tendencia, y las comparaciones entre grupos se realizaron mediante la prueba de X 2. Para la frecuencia relativa de medicamentos por rango de edad, se utilizó el ajuste Hochberg para comparaciones múltiples para mantener la tasa de error global tipo 1 a un nivel de significación del 5%. Todos los análisis se llevaron a cabo utilizando SAS 9.3 (SAS Institute, Cary, Carolina del Norte).
Las comparaciones entre los grupos de edad 2-11 años y 12-18 años se realizaron con la población promedio en cada grupo de edad por año durante el período de estudio. En todos los análisis, P ≤ 0,05 fue considerada significativa.
Resultados

En promedio, en cada año del período de estudio 2006-2011, 870463 sujetos (64%) fueron inscriptos en centros militares, y 493163 (36%) se enrolaron en centros civiles. En general, el 80% de las 5585 evaluaciones de cardiología se realizaron en centros civiles. Durante el período de estudio, en promedio cada año 1363 de 626 niños de 2-18 años estaban inscriptos en TRICARE. De ellos, 16322 (39% mujeres y 61% hombres) cumplieron la definición de estudio de hipertensión arterial, generando una prevalencia media de 2,6 / 1.000 en los 6 años. Hubo un aumento del 17% en la incidencia de hipertensión entre los años 2006 y 2011 (de 2,3 / 1.000 a 2,7 / 1.000, p <0,001). De los pacientes diagnosticados con hipertensión, 5.066 (31,0%) también fueron diagnosticados con sobrepeso u obesidad durante el período de estudio.

Cuando se estratificó por edad, la prevalencia de la hipertensión durante el período de estudio promedio fue de 0,9 / 1000 en pacientes de 2-11 años, en comparación con 5,4 / 1.000 en los de 12-18 años (p <0,001). La prevalencia de hipertensión aumentó significativamente en ambos grupos de edad durante el período de estudio, con un aumento del 16,4% en el grupo de 12-18 años (de 4,8 / 1.000 a 5,6 / 1.000, p <0,001) y un aumento mucho mayor (34,3%) en los pacientes más jóvenes (de 0,70 / 1000 a 0,94 / 1.000, p <0.001).
Entre los pacientes de 2-18 años con hipertensión, 5.585 (34,3%) tenían al menos 1 ecocardiograma o una visita cardiológica durante el período de estudio. La frecuencia de anual de ecocardiografía durante todo el período de estudio se incrementó en 22,7% (n = 701) a 27.7% (n = 1,065) (p <0,001).

En general, hubo una prevalencia de 8,0% de cualquier complicación en pacientes con hipertensión de 2-18 años de edad que se sometieron a una ecocardiografía. Comparando los grupos de edad 2-11 y 12 a 18, los niños más pequeños tenían una mayor prevalencia de HVI, DSVI, o DDVI (15,9% vs 5,7%, p  <0,001). Entre los sujetos con hipertensión que fueron sometidos a ecocardiografía, 419 (6,9%) tenían HVI. Relativamente pocos sujetos (0,2%) se codificaron por tener DDVI aislada.
La DSVI se observó en el 1,7% de los pacientes con un ecocardiograma. La DSVI fue un hallazgo más común en los ecocardiogramas de los pacientes más jóvenes (2,8% vs 1,2%, p <0,001). Cuando se los agrupó por cada año de edad, la mayor prevalencia de DSVI (4,9%) se observó a la edad de 3 años, y la más baja (0,6%) fue a la edad de 15 años.
En particular, los códigos de HVI también fueron más frecuentes en los pacientes más jóvenes (13,6% vs 3,5%, p <0,001). En general, hubo una distribución bimodal de HVI como un diagnóstico, con las tasas más altas en edades de 2 y 11 años. Como diagnóstico, la HVI no aumentó durante el período de estudio como un porcentaje de los pacientes que fueron sometidos a ecocardiografía (P = 0,84).
Entre los pacientes con HVI, 111 (26,5%) tenían diagnóstico de sobrepeso u obesidad durante el período de estudio. De los pacientes con hipertensión, a 6.353 (38,9%) se les prescribió una medicación antihipertensiva al menos una vez durante el período de estudio. Cuando se analizó por edad de la primera receta conocida del antihipertensivo, la mayoría (5.032; 79,2%) de los pacientes que tomaban medicamentos tenían por lo menos de 12 años de edad (p <0,001).

La clase de droga más frecuentemente prescripta fueron los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (35,4%). Por grupo de edad, a los pacientes más jóvenes (<12 años) se les prescribió inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina, con una frecuencia más baja que a  los pacientes mayores (29% vs 37,1%, p <0,001), al igual que los bloqueadores de los receptores de angiotensina (1,9% vs 5,2%, p <.001), betabloqueantes (11,4% vs 16,4%, p <0,001), diuréticos ahorradores de potasio (0,3% vs 1,2%, p = 0,009), y diuréticos tiazídicos (2,7% vs 14,5%, p <.001).
En contraste, los siguientes medicamentos fueron prescriptos con más frecuencia en los pacientes más jóvenes: alfa-2 agonistas (27,6% vs 9,2%), bloqueadores de los canales de calcio (19,5% vs 13,0%), y diuréticos de asa (7,1% vs 3,0%); todos con p <0,001. No hubo diferencias significativas de grupo entre la edad en la tasa de las recetas de bloqueadores alfa o inhibidores de renina. Entre los pacientes con hipertensión, un ecocardiograma conocido y diagnóstico de HVI, al 78,7% se les prescribió una medicación antihipertensiva. 

Discusión
Con una población de 1,3 millones de niños al año, este estudio representa la segunda mayor población de estudio de hipertensión en los niños, y es el único estudio de este tamaño para examinar las tendencias de diagnóstico durante muchos años. La prevalencia de un diagnóstico de hipertensión en los niños aumentó un 17% entre 2006 y 2011. La tasa de la ecocardiografía (34%) se redujo considerablemente por debajo de la tasa recomendada para todos los niños con hipertensión establecida.
Debido a la alta prevalencia de complicaciones cardíacas en esta cohorte (8,0%) se debe considerar justificada la detección de presión arterial en las visitas pediátricas de rutina y de la ecocardiografía cuando se encuentra hipertensión. La tasa de uso de medicamentos para tratar la hipertensión pediátrica (38,9%) es sustancialmente inferior al nivel esperado y podría estar contribuyendo a la alta prevalencia de complicaciones.

La prevalencia de la hipertensión en los niños ha variado entre los estudios. Entre las dificultades encontradas están: (1) subdiagnóstico en la práctica clínica; (2) variabilidad de los valores en los niños en las visitas repetidas; y (3) falta de visitas de seguimiento para diagnosticar definitivamente la hipertensión. Hansen y colaboradores estudiaron el subdiagnóstico en una cohorte de registros médicos electrónicos.
De aquellos con mediciones de presión arterial elevada en 3 visitas, sólo al 26% se le asignó el diagnóstico de hipertensión. Se cree que esto está relacionado en parte a un malentendido del rango de presión arterial normal para un niño en particular, teniendo en cuenta que la definición de presión arterial pediátrica normal varía por percentilo de edad, sexo y altura. Además, las elevaciones de la presión arterial en los niños más pequeños a menudo son descartadas por ansiedad ante los extraños, miedo a la vacunación, y la angustia por el apretón con el esfigmomanómetro, que pueden elevar falsamente las mediciones.

En comparación con estudios anteriores de bases de datos, la prevalencia del presente estudio muestra una prevalencia media de 2,6 / 1.000 que es menor a la reportada por Hansen y colaboradores, que encontraron una prevalencia de hipertensión en 36/1000 en 14187 niños de edades de 3-18 años, pero consistente con el gran estudio multicéntrico de Welch y colaboradores, que encontró una prevalencia de 1,8 / 1000 de 1,4 millones de niños de 0-18 años en la base de datos de la United Health Group 2008. Más recientemente, Lo y colaboradores estudiaron registros de 199513 niños de 3-17 años y encontraron una prevalencia de 3/1000.
Esas cifras no se pueden comparar directamente con los datos de las Encuestas Nacionales de Salud y Examen Nutricional, sin embargo, porque la encuesta mide la presión arterial una sola vez, mientras que las guías del NHLBI especifican que son necesarias 3 visitas con presión arterial elevada para el diagnóstico de hipertensión.
Sin embargo, el análisis de los datos de la encuesta nacional de Din-Dzietham y colaboradores y Rosner y colaboradores mostraron tendencias crecientes en los valores de presión arterial identificadas con el tiempo. Mayo y colaboradores encontraron un porcentaje decreciente de los adolescentes con presión arterial elevada desde 1999 hasta 2008 a pesar de un aumento de prevalencia de la obesidad, y Kit y colaboradores reportaron una tendencia similar de disminución de la presión arterial elevada entre 1999 y 2012. Las interrelaciones de los factores de riesgo cardiovascular en niños no son siempre claras.

Con respecto a la ecocardiografía y las complicaciones cardíacas de la hipertensión, los resultados son consistentes con los de Yoon y colaboradores, que también encontraron una baja prevalencia de ecocardiografía (24%) entre los adolescentes con prescripción de medicamentos antihipertensivos en la base de datos de Michigan Medicaid entre 2003 y 2008. Las razones de esta falta de cumplimiento no son claras. Cabe señalar que en el presente estudio, las familias no tenían un costo extra para la realización de imágenes cardíacas. En la población del presente estudio, el 6,9% de los niños que fueron sometidos a ecocardiografía tenían 1 o más códigos del CIE-9-CM relacionados con HVI. Hubo una gran variación en la prevalencia de HVI (3% -28%) por año de edad, con la tasa más alta en los pacientes más jóvenes. Este es un hallazgo sorprendente, dado el supuesto de que la hipertensión debe ser de larga data para causar hipertrofia.

La mayoría de los estudios previos de la HVI se han dirigido a pacientes adolescentes, basados en la expectativa de una mayor prevalencia de HVI en ese grupo de edad. Sólo 1 grupo anterior examinó la HVI en sujetos muy jóvenes con hipertensión, incluyendo los mayores de 3 años. En este estudio, los niños afroamericanos mostraron una mayor tasa de HVI en pacientes de edad <13 años (56% de los que tenían ecocardiogramas) en comparación con los pacientes de más edad (41%).
La prevalencia global de HVI en otros estudios ha variado mucho, va del 3% al 57%, probablemente debido a las variaciones en la definición de la HVI. Wiesen y colaboradores analizaron retrospectivamente 220 pacientes, de los cuales 178 tenían ecocardiogramas, y encontraron HVI en 11% y otras anomalías cardíacas en otro 6%. El rendimiento diagnóstico global en sus pacientes fue de 17%. El presente estudio confirma los hallazgos de Wiesen y colaboradores respecto a la utilidad de los ecocardiogramas en esta población.

El hallazgo en este estudio de una baja tasa de utilización de medicamentos en los niños con hipertensión concuerda con los limitados informes anteriores. Yoon y colaboradores encontraron que sólo al 14% de los niños con hipertensión se les prescribió medicamentos antihipertensivos. La frecuencia del uso de medicamentos en esta serie es similar al 34% reportado por Welch y colaboradores.
Dado que una prueba de la modificación del estilo de vida es el primer paso en el tratamiento, un porcentaje de estos niños fue, sin duda apropiado para no recibir medicamentos antihipertensivos; sin embargo, el hecho de que más de la mitad de los niños con hipertensión no estaban recibiendo medicación sugiere la subutilización de medicamentos en este grupo de edad, a pesar de las guías de consenso que recomiendan tales tratamientos.

La HVI se considera un dato importante para el futuro riesgo cardíaco. En los adultos, la HVI es un predictor de resultados cardiovasculares adversos, y está bien establecido que el tratamiento de la HVI con medicamentos antihipertensivos provoca la regresión de la HVI y una reducción sustancial en el riesgo cardíaco (59%). Cuando en 2004, las guías de NHLBI sobre  hipertensión pediátrica recomendaban la  ecocardiografía para niños con hipertensión, uno de los principales objetivos fue el de evaluar la HVI como un marcador de mayor riesgo cardiovascular futuro. Aunque no hay datos suficientes que demuestran que la HVI en los niños persiste en la edad adulta, hay pruebas de que la hipertensión de la niñez y la obesidad están asociadas con HVI en adultos.
Parece probable que sin la intervención oportuna apropiada, los niños con HVI se convertirán en adultos con HVI y sus riesgos asociados. Este estudio confirma que estos niños se observan con frecuencia en la práctica pediátrica. Apropiadamente, la tasa de uso de medicación antihipertensiva en este estudio fue mucho mayor en los pacientes con HVI que la frecuencia global en pacientes con hipertensión arterial (78,7% vs 38,9%); sin embargo, el hecho de que más de una quinta parte de los pacientes con hipertensión con HVI no estaban recibiendo medicación antihipertensiva sugiere subtratamiento. Estos niños son presumiblemente de mayor riesgo y deben ser considerados para el tratamiento.

Entre las limitaciones inherentes a un estudio de base de datos grande se encuentra la falta de registros clínicos detallados de los pacientes. Este estudio no puede determinar si el aumento en el diagnóstico de la hipertensión está relacionado con el aumento del reconocimiento de la hipertensión o a un aumento en la prevalencia de la enfermedad.

Cabe mencionar que varias fuentes de sesgo en el diseño pueden hacer que la prevalencia de la hipertensión pueda ser subestimada. Se puede producir sesgo de clasificación errónea, en el que los sujetos con presión arterial elevada puedan pasar desapercibidos o el diagnóstico pueda ser hecho en el texto de las notas del proveedor, pero no está asignado ningún código CIE-9-CM apropiado. El sesgo de verificación puede ocurrir en personas que están en incumplimiento de las recomendaciones de seguimiento. Estos temas pueden ser omitidos en base a la definición de la hipertensión utilizada en este estudio, ya que requiere 2 o más visitas en un año calendario.

Los datos de este estudio se recogieron después de que las guías de NHBLI 2004 sobre  hipertensión pediátrica fueran admitidas para todos los diagnósticos provenientes de la misma era  diagnóstica. Desafortunadamente, el efecto de las guías del NHLBI 2004 sobre las tendencias de diagnóstico es difícil deducir de este estudio, ya que los datos recogidos no incluyen una línea de base pre-2004.
Por último, otra limitación de este estudio es que la raza se informó de manera incompleta en la base de datos médica del Departamento de Defensa. Cabe destacar que la población de los militares de Estados Unidos ha sido bien descripta previamente.
Los datos demográficos son similares a los de la población general de Estados Unidos. La composición racial de la fuerza de servicio activo es de 3,7% asiáticos, 10,8% de hispanos, 17% de negros y 70% blancos. Aunque la población militar representa una población socioeconómica, demográfica y geográficamente diversa, representativa de la población de Estados Unidos en su conjunto, puede no necesariamente indicar que la prevalencia de la hipertensión en los niños es la misma que en la población general.
Cabe destacar que el estudio se realizó durante un período en el que los militares estaban en guerra. No está claro si el estrés de los padres durante el tiempo de guerra afecta la presión arterial de los niños o la capacidad de las familias para cumplir con las recomendaciones de seguimiento.
Las fortalezas de este estudio incluyen el gran tamaño de la cohorte, comparable con otras grandes poblaciones de pacientes pediátricos con hipertensión en la literatura. Los datos son de una gran comunidad de pacientes ambulatorios y no sufren del sesgo de referencia presente en muchas cohortes procedentes de clínicas especializadas en hipertensión.
Algunos niños ya en edad preescolar han desarrollado HVI. Se necesita más investigación en la hipertensión pediátrica, y aumento del énfasis clínico en la evaluación oportuna y si se justifica la  medicación para la hipertensión. 

Comentario:

Estudio de cohorte retrospectivo realizado con el objetivo de identificar las tendencias en el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión infantil, además intenta evaluar si se siguen las recomendaciones sobre el uso del ecocardiograma para la evaluación, y medicación para el tratamiento. También se intentó evaluar la prevalencia de complicaciones de la hipertensión, entre ellas la HVI y la insuficiencia cardíaca.
Se observó un aumento en la prevalencia de hipertensión en los niños y poca adherencia a las recomendaciones acerca de la realización del ecocardiograma y tratamiento farmacológico en niños con diagnóstico de hipertensión arterial.
Se necesitan más estudios dirigidos a la evaluación y seguimiento de estos niños en el tiempo para evaluar el impacto real de esta patología en la edad adulta.

Resumen y comentario objetivo: Dra. María José Chiolo

Hay más respaldo de un tratamiento agresivo para la presión arterial en los adultos mayores

Hay más respaldo de un tratamiento agresivo para la presión arterial en los adultos mayores
Los últimos hallazgos de un ensayo nacional muestran que reduce las probabilidades de insuficiencia cardiaca, incluso entre las personas de edad avanzada
Las personas que logran bajar la presión arterial alta a niveles normales podrían reducir de forma sustancial el riesgo de enfermedad cardiaca, aunque sean mayores o ya tengan problemas del corazón, sugiere una investigación reciente.
Los resultados del estudio, de un importante ensayo clínico llamado SPRINT (por las siglas en inglés de ensayo de intervención en la presión arterial sistólica) amplían la evidencia de que tratar la hipertensión agresivamente en los adultos mayores podría valer la pena.
En específico, apuntaron los expertos, los beneficios parecen extenderse a las personas mayores y a los pacientes con un peor estado de salud.
Eso podría parecer obvio. Pero durante años ha habido una "importante controversia" sobre si ese tipo de tratamiento intensivo es incluso seguro para las personas mayores, explicó el Dr. Dalane Kitzman, cardiólogo del Centro Médico Bautista Wake Forest, en Winston-Salem, Carolina del Norte.
Kitzman es uno de los investigadores que presentará los más recientes hallazgos del SPRINT el sábado en la reunión anual de la Sociedad Americana de la Hipertensión (American Society of Hypertension, ASH), en la ciudad de Nueva York.
Los resultados iniciales del hallazgo, que salieron el año pasado, cuestionaron las recomendaciones actuales sobre el tratamiento de la hipertensión de los adultos mayores.
Las directrices nacionales de EE. UU. sugieren que los pacientes menores de 60 años bajen su presión arterial sistólica (la cifra superior) a 140 mm/Hg o menos. Se aconseja a los adultos mayores que intenten llegar a 150 o menos.
El ensayo SPRINT comparó ese método con otro más agresivo que buscaba llevar a los pacientes de tosas las edades a 120 o menos, que se considera lo "normal".
El ensayo, que comenzó en 2009, se detuvo pronto cuando se vio claramente que un control más estricto era mejor. Los pacientes que buscaron alcanzar las cifras más bajas tenían entre un cuarto y un tercio menos de probabilidades de morir o de sufrir un ataque cardiaco, una insuficiencia cardiaca o un accidente cerebrovascular.
Los resultados que se reportarán en la reunión de la ASH profundizan más, según el Dr. Robert Phillips, del Hospital Metodista de Houston, en Texas.
Una importante pregunta sin respuesta ha sido si a distintos subgrupos de pacientes le va bien, explicó.
Phillips es secretario y tesorero de la ASH, y presidió la sesión sobre los hallazgos del SPRINT.
Algunos de los resultados más importantes se enfocan en la insuficiencia cardiaca, que es una afección crónica en que el músculo del corazón no puede bombear con suficiente eficiencia como para satisfacer las necesidades del cuerpo. Eso conduce a problemas como fatiga crónica, falta de aliento y acumulación de fluidos.
El equipo de Kitzman encontró que los pacientes con un control estricto de la presión arterial tenían un 38 por ciento menos de probabilidades de ser hospitalizados por un agravamiento de la insuficiencia cardiaca. E incluso los que tenían un riesgo más alto de insuficiencia cardiaca se beneficiaron.
Eso incluyó a los pacientes a partir de 75 años, los negros, y a las personas con enfermedad renal o antecedentes de problemas cardiacos o accidente cerebrovascular.
Phillips aseguró que la reducción en las hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca fue "dramática".
Hace mucho que los médicos saben que cuando los adultos mayores bajan su presión arterial a menos de 150, su riesgo de insuficiencia cardiaca se reduce, dijo Kitzman.
"Ahora sabemos que bajarla hasta niveles normales reduce el riesgo incluso más", apuntó.
En promedio, los pacientes que tenían un control más estricto de la presión arterial usaban tres fármacos, en comparación con dos en el grupo de la atención estándar. Esto sí aumenta el riesgo de efectos secundarios, como mareos y desmayos.
Otro estudio que será presentado en la reunión se enfocó en esas posibles desventajas.
Los investigadores, de la Universidad de Wake Forest y de la Universidad de Florida, encontraron que los pacientes con un control más estricto de la presión arterial se enfrentaban a un riesgo ligeramente más alto de mareos y desmayos: poco más del 3 por ciento tuvieron problemas con los mareos, frente al 2 por ciento de los otros pacientes. Los hallazgos fueron casi idénticos respecto a los desmayos.
Pero entre las personas mayores de 75 años, las que tenían un control más estricto de la presión arterial en realidad tenían un 21 por ciento menos de probabilidades de caerse y sufrir una lesión.
Según Phillips, el motivo no está claro. Pero quizá una función más sana de los vasos sanguíneos proteja a muchos adultos mayores de marearse y caerse, planteó.
Se trata de un hallazgo importante, según Phillips. Durante años, se pensaba que la presión arterial seguía subiendo con la edad, para que el cerebro recibiera suficiente riesgo sanguíneo, explicó.
"El miedo de los médicos a tratar la hipertensión en los adultos mayores tiene una larga historia", comentó.
Estos resultados confirman que, en general, "más baja es mejor", dijo Phillips.
Kitzman dijo lo mismo. Al inicio del estudio SPRINT, los mismos investigadores tenían "opiniones opuestas" sobre si un control estricto de la presión arterial sería algo bueno para todos, señaló.
Pero todavía hay que tener cuidado, añadió Phillips. Si sufre mareos cuando toma antihipertensivos, debe hablar con el médico sobre una reducción de la dosis, sugirió.
Kitzman también anotó que independientemente de cuántos medicamentos se tomen, el estilo de vida es importante. Aconsejó llevar una dieta equilibrada que limite la sal y con bastantes frutas y verduras, ser físicamente activo y mantener un peso saludable.
La investigación ha mostrado que los adultos mayores también pueden hacer esos tipos de cambios en el estilo de vida, anotó Kitzman. "Independientemente de la edad, abordar la hipertensión es factible y beneficioso", enfatizó.
El ensayo SPRINT incluyó a más de 9,300 pacientes a partir de los 50 años, reclutados de casi cien clínicas de todo Estados Unidos. El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de la Salud de EE. UU.
Las investigaciones presentadas en reuniones se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.

FUENTES: Dalane Kitzman, M.D., professor, cardiology, Wake Forest Baptist Medical Center, Winston-Salem, N.C.; Robert Phillips, M.D., Ph.D., professor, cardiology, Houston Methodist Institute for Academic Medicine, Texas; May 14, 2016 presentations, American Society of Hypertension annual meeting, New York City

Recomendaciones actuales para el tratamiento de la hipertensión arterial

Recomendaciones actuales para el tratamiento de la hipertensión arterial
Actualización basada sobre las nuevas evidencias para el tratamiento de la HTA surgidas de estudios aleatorios controlados. Una guía con repercusión en la práctica en todo el mundo.Autor: Dres. James PA; Oparil S, Carter BL, et al. JAMA 2014;311:507-520.
Estas evidencias se obtuvieron de estudios aleatorios controlados que constituyen el criterio de referencia para determinar la eficacia de un fármaco. La calidad de la evidencia y las recomendaciones se clasificaron según los efectos sobre importantes criterios de valoración.

Se emplearon métodos rigurosos basados en la evidencia y como resultado de una revisión sistemática de la literatura científica con el objeto de resolver las necesidades y dudas del médico de atención primaria.

El grupo de trabajo del JNC 8 evaluó las evidencias en adultos ≥ 18 años con hipertensión e incluyó los subgrupos con diabetes, enfermedad arterial coronaria, enfermedad arterial periférica, insuficiencia cardíaca, antecedentes de ACV, enfermedad renal crónica, proteinuria, ancianos y fumadores.

Criterios de inclusión

Los criterios de inclusión exigieron que los estudios evaluados informaran sobre los efectos de las intervenciones estudiadas sobre de mortalidad global, mortalidad por enfermedad cardiovascular y cerebrovascular, y enfermedad renal crónica.

Se descartaron los estudios con muestras < 100 pacientes y con seguimientos inferiores al año. Los estudios debían tener criterios de valoración bien definidos y debían ser aleatorios y controlados. La calidad de la evidencia se describe en la tabla 1.

Tabla 1. Nivel de la recomendación

Basado sobre el contenido del artículo del JAMA 2014; 311:507-520

Principales interrogantes que trató de resolver el panel de expertos
Estas recomendaciones sobre hipertensión arterial basadas en la evidencia se focalizaron en los tres interrogantes siguientes relacionados con el tratamiento:

1-    ¿Mejoran Ios resultados si se toman en cuenta umbrales específicos de la presión arterial (PA) para iniciar el tratamiento?

2-    ¿Mejoran los resultados si el tratamiento antihipertensivo en adultos está dirigido hacia un objetivo específico de la PA?

3-    ¿Existen diferencias entre los diversos antihipertensivos o clases de fármacos con respecto a sus beneficios y sus daños para la salud?

Recomendación 1

En la población general de ≥ 60 años, se iniciará tratamiento farmacológico para reducir la presión arterial sistólica (PAS) ≥ 150 mm Hg o diastólica (PAD) ≥ 90mm Hg.

Recomendación Grado A.

Esta recomendación se basa sobre estudios controlados donde mostraron que en el grupo etario mencionado, la reducción de la PA < 150/90 mm Hg disminuye el riesgo de ACV, enfermedad arterial coronaria e insuficiencia cardíaca.

La reducción de la PAS < 140 mm Hg en este grupo etario, no aporta beneficio adicional.

Recomendación 2

En la población general < 60 años de edad, se iniciará tratamiento cuando la PAD es ≥ 90 mm Hg.

Recomendación grado A para edades entre 30 y 59 años.

Recomendación grado E para edades entre 18 y 29 años.


La recomendación 2 se basa sobre la evidencia de alta calidad proveniente de 5 estudios centrados en la PAD (HDFP, Hypertension-Stroke Cooperative, MRC, ANBP y VA Cooperative), que demostraron mejoría en los parámetros de salud en adultos hipertensos de entre 30 y 69 años.

El inicio del tratamiento antihipertensivo a partir de un umbral de PAD ≥ 90 mm Hg reduce el riesgo de episodios cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y mortalidad global. Según el estudio HOT, el beneficio no se mantiene si se trata de reducir la PAD a ≤ 80 mm Hg.

Por falta de conclusiones sólidas en adultos < 30 años, el panel de expertos sugiere que este grupo etario sea tratado igual que los adultos de entre 30 y 59 años.

Recomendación 3

En la población general < 60 años, se iniciará tratamiento farmacológico para reducir la PAS de ≥ 140 mm Hg y tratar de reducirla a < 140 mm Hg.

Opinión de expertos grado E

Esta recomendación se basa sobre la opinión de expertos. Mientras que existe alta evidencia para respaldar un umbral específico de PAS para las personas ≥ 60 años, el panel de expertos no encontró suficiente evidencia para respaldar un umbral específico de PAS en personas < 60 años. Por lo tanto, en ausencia de evidencia, el panel recomienda un umbral de tratamiento para llevar la PAS a < 140 mm Hg.

De acuerdo a los objetivos recomendados de reducir la PAS a < 140 mm Hg en personas con diabetes o enfermedad renal crónica (recomendaciones 4 y 5), se aplicará esta recomendación a las personas < 60 años.

Recomendación 4

En el grupo etario ≥ 18 años con enfermedad renal crónica, se iniciará tratamiento farmacológico para reducir la PAS de ≥ 140 mm Hg o la PAD de 90 ≥ mm Hg a valores inferiores a los mencionados.

Opinión de expertos grado E.

Esta recomendación se aplica a las personas < 70 años con filtración glomerular < 60 ml/min/1,73 m2 y en personas de cualquier edad con albuminuria > 30 mg de albúmina/g de creatinina independientemente del valor de la filtración glomerular.

En los adultos < 70 años con nefropatía crónica, la evidencia es insuficiente para determinar si la reducción de la PA a < 130/80 mm Hg con antihipertensivos, produce beneficio en la mortalidad global, en el riesgo de episodios cardiovasculares o cerebrovasculares. En otros términos, la reducción de la PA por debajo de estos valores, no aumenta el beneficio logrado que se observa al reducir la PA a < 140/90 mm Hg.

Cuando se evalúan los riesgos y los beneficios al reducir la PA en personas ≥ 70 años, con filtración glomerular < 60 ml/min/1,73m2, el tratamiento antihipertensivo se enfocará en forma personalizada, teniendo en cuenta factores como la fragilidad del paciente, las enfermedades asociadas y la albuminuria.

Recomendación 5

En la población ≥ 18 con diabetes se iniciará tratamiento farmacológico cuando la PAS sea > 140 mm Hg o la PAD sea ≥ 90 mm Hg para reducir esos valores.

Opinión de expertos grado E.

Existe moderada calidad de evidencia de 3 estudios (SHEP, Syst-Eur y UKPDS), de que el tratamiento para reducir la PAS a < 150 mm Hg mejora el pronóstico de salud a nivel cardiovascular y cerebrovascular en adultos con diabetes e hipertensión arterial. Ningún estudio aleatorio controlado señaló que el tratamiento para reducir la PAS a < 140 mm Hg, en relación con un umbral más alto (por ejemplo < 150mm Hg), mejora la salud en adultos con diabetes e hipertensión. En ausencia de esta evidencia el panel recomienda un umbral de PAS < 140 mm Hg y de PAD < 90 mm Hg, según la opinión de expertos basada sobre los resultados del estudio ACCORD-BP, donde se aplicó este umbral para el grupo control con resultados similares en relación con umbrales menores de PA.

El panel reconoce al estudio ADVANCE donde se evaluaron los efectos del tratamiento antihipertensivo sobre episodios microvasculares y macrovasculares, pero este estudio no reunió los criterios de inclusión del panel debido a que los participantes se consideraron idóneos sin tener en cuenta los valores basales de PA y no hubo distribución aleatoria de los umbrales terapéuticos o los objetivos.

El panel también reconoce que el objetivo de una PAS < 130 mm Hg se recomienda habitualmente para los adultos con diabetes e hipertensión arterial. Sin embargo, este objetivo no está respaldado por ningún estudio aleatorio controlado que haya distribuido a los participantes en 2 o más grupos en los cuales el tratamiento se inició a un umbral de PAS < 140 mm Hg y que evaluara los efectos de este punto de corte sobre distintos criterios de valoración.

El único estudio aleatorio comparado que evaluó la utilidad de reducir la PAS a < 140 mm Hg y analizó los resultados sobre distintos parámetros de salud, fue el ACCORD-BP, que comparó la reducción de la PAS a < 120 mm Hg en relación con una reducción < 140 mm Hg. No se observó diferencia en el criterio principal de valoración que fue la combinación de muerte cardiovascular, infarto de miocardio no mortal y ACV no mortal. Tampoco se observó diferencia en ninguno de los criterios secundarios de valoración.

El panel llegó a la conclusión de que los resultados del estudio ACCORD-BP, no aportaron suficiente evidencia para recomendar reducir la PA a un valor < 120 mm Hg en adultos con diabetes e hipertensión arterial.

De la misma forma, el panel recomienda igual enfoque antihipertensivo que para la población general (< 90 mm Hg). A pesar de algunas recomendaciones de que los adultos con diabetes e hipertensión arterial deberían ser tratados para lograr valores de PAD < 80 mm Hg, el panel no encontró suficiente evidencia para respaldar esta recomendación. No existen estudios aleatorios comparados de buena calidad que evaluaran la mortalidad como criterio primario o secundario de valoración para determinar si una reducción de la PAD < 80 mm Hg es superior a un umbral de 90 mm Hg.

Un estudio frecuentemente citado es el UKPDS, que buscó un objetivo de PA < 150/85 mm Hg en el grupo designado para tratamiento intensivo en relación con el otro grupo de tratamiento antihipertensivo moderado < 180/105. El UKPDS mostró que el tratamiento en este segundo grupo se asoció con menor tasa de ACV, insuficiencia cardíaca, diabetes y muerte relacionada con la diabetes. Sin embargo, la comparación en el UKPDS fue una PAD < 85 mm Hg vs < 105 mm Hg; por lo tanto, no es posible determinar si el tratamiento con una PAD < 85 mm Hg mejora los resultados comparada con un objetivo de PAD < 90 mm Hg. Además, el UKPDS fue una mezcla de objetivos de PAD y PAS por lo que no se puede determinar si los beneficios fueron debidos a la reducción de la PAS, de la PAD o de ambas.

Recomendación 6

En la población general, incluidos los pacientes diabéticos, el tratamiento antihipertensivo ideal comprenderá un diurético tiacídico, un bloqueante de los canales del calcio (BCC), un inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA), o un bloqueante de los receptores de angiotensina (BRA).

Recomendación moderada grado B.

Para esta recomendación sólo se evaluaron los estudios aleatorios controlados por otro antihipertensivo y se excluyeron los estudios controlados por placebo.

Sin embargo, la revisión de la evidencia tuvo en cuenta 3 estudios destacados (VA Cooperative Trial, HDFP y SHEP), que fueron fundamentales para demostrar que el tratamiento de la hipertensión con fármacos antihipertensivos reduce los episodios cardiovasculares o cerebrovasculares y la mortalidad. En los tres estudios se emplearon diuréticos tiacídicos comparados con placebo.

Más evidencia de que el tratamiento antihipertensivo reduce el riesgo proviene de estudios que compararon beta bloqueantes versus placebo y BCC versus placebo. Todos estos antihipertensivos demostraron efectos comparables sobre la mortalidad global y los parámetros cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, con una excepción: la insuficiencia cardíaca. En este aspecto se vio que los diuréticos tiacídicos fueron más eficaces que los BCC o los IECA y que un IECA fue más eficaz que un BCC para mejorar la insuficiencia cardíaca. Esto no significa que se deban excluir los demás antihipertensivos para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca.

El panel no recomienda los beta bloqueantes para el tratamiento inicial de la hipertensión arterial, porque algunos estudios no tuvieron resultados favorables.

No están recomendados por el panel como fármacos de primera elección:

•    alfa-bloqueantes;
•    agentes duales alfa-bloqueantes + beta bloqueantes (ej., carvedilol);
•    beta-bloqueantes vasodilatadores (ej., nebivolol);
•    agonistas alfa 2-adrenérgicos centrales (ej., clonidina);
•    vasodilatadores directos (e., hidralazina);
•    antagonistas de los receptores de aldosterona (ej., espironolactona);
•    depresores neuronales adrenérgicos (ej., reserpina);
•    diuréticos del asa (ej., furosemida).

Estas indicaciones también se aplican a los pacientes con diabetes porque los estudios en ellos mostraron resultados similares a los de la población general.

Aspectos destacados

1-    Muchos pacientes necesitan más de un antihipertensivo para lograr el control adecuado de la PA. Cualquiera de los 4 tipos de antihipertensivos (IECA, BCC, beta bloqueante y BRA), se puede agregar como tratamiento complementario al fármaco indicado inicialmente.

2-    Esta recomendación es específica para los diuréticos tiacídicos (clortalidona, indapamida), no incluye a los diuréticos del asa o a los conservadores de potasio.

3-    La medicación se administrará en dosis adecuadas para lograr los resultados observados en los estudios aleatorios controlados (Tabla 2).

4-    Los estudios aleatorios controlados que se limitaron a poblaciones específicas no hipertensas, como las que sufren enfermedad coronaria o insuficiencia cardíaca, no se consideraron en esta recomendación. Por lo tanto, la recomendación 6 se debe aplicar con cautela en estos pacientes. Las recomendaciones para pacientes con nefropatía crónica se brindan en la recomendación 8.

Tabla 2. Dosis de los antihipertensivos basadas en la evidencia

IECA: inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina; BRA: bloqueante del receptor de angiotensina; BB: beta bloqueante; BCC: bloqueante de los canales del calcio.
La dosis ideal o dosis blanca está basada sobre los resultados de estudio aleatorios controlados.
(*): La evidencia actual recomienda como dosis de eficacia y seguridad la de 25-50 mg/día.
Basado sobre el contenido del artículo del JAMA 2014; 311:507-520.

Recomendación 7

En la población afroamericana, incluidas las personas con diabetes, el tratamiento antihipertensivo inicial incluirá un diurético tiacídico o un BCC.

Para la población afroamericana en general: recomendación moderada grado B.
Para la población afroamericana con diabetes: recomendación débil grado C.


Esta recomendación se basa sobre un solo estudio de gran envergadura (ALLHAT), clasificado por el panel como bueno. En dicho estudio, un diurético tipo tiacídico fue más eficaz que un IECA para prevenir los episodios cerebrovasculares, la insuficiencia cardíaca y la combinación de ambos. Esta población incluyó un número importante de pacientes diabéticos.

Como alternativa a un diurético tiacídico, se puede iniciar tratamiento con un BCC. No se recomienda un IECA como primera línea porque los resultados del ALLHAT con este fármaco fueron menos satisfactorios.

Recomendación 8

En la población ≥ 18 años con insuficiencia renal crónica e hipertensión arterial, el tratamiento inicial o complementario debería incluir un IECA o un BRA para mejorar la función renal. Esto se aplica a todos los casos de insuficiencia renal crónica con hipertensión arterial independientemente de la raza o del estado de la glucemia.

Recomendación moderada grado B 

Esta recomendación se aplica independientemente de la existencia o no de proteinuria, porque los estudios con IECA o BRA mostraron mejoría de los parámetros renales en ambos casos.

No hay estudios aleatorios controlados que comparen los IECA con los BRA con respecto a los resultados cardiovasculares. Sin embargo, ambos son inhibidores de la vía renina angiotensina y mostraron efectos similares sobre la función renal.

El estudio AASK mostró el beneficio de un IECA sobre la función renal en personas afroamericanas con insuficiencia renal crónica.

En este estudio no se incluyeron los inhibidores directos de la renina porque no hay estudios que demuestren el beneficio de estos fármacos sobre la función renal o sobre la prevención de episodios cardiovasculares.

La recomendación 8 se aplica a los adultos de ≥ 18 años con insuficiencia renal crónica, pero no hay evidencia que respalde el empleo de inhibidores del sistema renina angiotensina en personas > 75 años, Si bien el tratamiento con un IECA o un BRA puede ser beneficioso en este grupo etario, también se sugiere el empleo de un diurético tiacídico o un BCC.

El empleo de un IECA o un BRA tiende a aumentar la creatininemia y puede producir otros efectos metabólicos como hiperpotasiemia, especialmente en pacientes con deterioro de la función renal. Si bien el aumento de los valores de creatinina o de potasio no siempre exige el ajuste de la medicación, el empleo de los fármacos que actúan sobre la vía renina angiotensina necesita que se controlen el ionograma y los valores de creatinina en plasma y en algunos casos por razones de seguridad puede ser necesario reducir la dosis o cambiar por otro antihipertensivo.

Recomendación 9

El principal objetivo del tratamiento antihipertensivo es reducir a valores aceptables la PA y mantenerla estabilizada. Si este objetivo no se logra después de un mes de tratamiento, se aumentará la dosis del fármaco inicial o se agregará un segundo medicamento como complementario dentro de las clases sugeridas en la recomendación 6 (diurético tipo tiacida, BCC, IECA o BRA). El médico debe controlar adecuadamente la PA del paciente y realizar los ajustes necesarios hasta obtener los valores deseados.

Si el objetivo no se alcanza con dos fármacos, se agregará y ajustará un tercer antihipertensivo del listado indicado. No se debe emplear en el mismo paciente un IECA y un BRA. Si aun así no se logra regularizar la PA se derivará el paciente a un especialista.

Opinión de experto grado E.

Estas recomendaciones fueron elaboradas por el panel en respuesta a las necesidades de los profesionales para definir las estrategias terapéuticas. Se basan sobre estudios aleatorios controlados que demostraron mejoría en los parámetros evaluados y sobre la experiencia aportada por los miembros del panel. En la Tabla 3 se describen 3 estrategias para el tratamiento de la hipertensión arterial elaboradas por los miembros del panel sobre la base de su propia experiencia, ya que no hay en la literatura médica estudios aleatorios controlados que hayan comparado estas estrategias entre sí. Por lo tanto no hay evidencia de cuál es la estrategia más eficaz.

Por ello, cada estrategia es un tratamiento farmacológico aceptable que se puede ajustar según cada paciente, la preferencia o experiencia del médico y la tolerabilidad al fármaco.

Con cada estrategia los médicos deben controlar regularmente la evolución de la PA, estimular hábitos de vida sanos y asegurar el cumplimiento terapéutico.

Tabla 3. 
Estrategias relacionadas con la dosis y la combinación de antihipertensivos de acuerdo a la respuesta del paciente.


AHT: antihipertensivo; PA: presión arterial; IECA: inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina; BRA: bloqueante de los receptores de angiotensina; BCC: bloqueante de los canales del calcio; PAS: PA sistólica; PAD: PA diastólica. Elaborado sobre el contenido del artículo del JAMA 2014; 311:507-520.

Limitaciones de estas recomendaciones

Estas recomendaciones basadas en la evidencia para el tratamiento de la hipertensión arterial en adultos no son exhaustivas porque la revisión de la evidencia se centró en responder los 3 interrogantes específicos, que son importantes para la mayoría de los médicos y los pacientes. Se consideró que el cumplimiento terapéutico y los costos de los medicamentos estaban más allá del alcance de esta revisión, si bien el panel reconoce la importancia de ambas cuestiones.

El panel decidió centrarse sólo en estudios aleatorios controlados porque representan la mejor evidencia científica y porque había una cantidad considerable de estudios con gran número de pacientes y reunían nuestros criterios de inclusión.

♦ Traducción y resumen objetivo: Dr. Ricardo Ferreria.