lunes, 23 de abril de 2018

Enfoque sistemático del paciente con insuficiencia cardiaca

Enfoque sistemático del paciente con insuficiencia cardíaca
En este artículo se propone un algoritmo ampliado para el monitoreo y el tratamiento de los pacientes hospitalizados por insuficiencia cardíaca aguda descompensada a fin de mejorar los resultados pos alta y disminuir las tasas de rehospitalizaciones
Autor: Njoroge JN, Cheema B, Ambrosy AP et al Heart Failure Reviews, 3 de abril de 2018
Resumen
La insuficiencia cardíaca es una enfermedad compleja, manifestación de diversas patologías cardíacas y no cardíacas. Los enfoques terapéuticos son los mismos desde hace décadas. Las tasas de rehospitalización siguen siendo altas y el pronóstico es malo. La creación e implementación de mejores algoritmos para evaluar y tratar a los pacientes con insuficiencia cardíaca durante la hospitalización continúan siendo necesarias. En este artículo se propone un algoritmo ampliado para el monitoreo y el tratamiento de los pacientes hospitalizados por insuficiencia cardíaca aguda descompensada a fin de mejorar los resultados pos alta y disminuir las tasas de rehospitalizaciones.

 INTRODUCCIÓN
La insuficiencia cardíaca (IC) no es una sola enfermedad, sino un síndrome heterogéneo que es la manifestación de diversas patologías cardíacas y no cardíacas. Se la observa por lo general en personas de 65 años o mayores y tiene altas tasas de morbimortalidad. La mortalidad y la tasa de reingreso de los pacientes hospitalizados por IC con reducción de la fracción de eyección (ICFEr) son de hasta el 15% y el 30%, respectivamente, a 60–90 días pos alta.
Estos valores no cambiaron en la última década a pesar de los nuevos tratamientos y modalidades de monitoreo. La hospitalización y las rehospitalizaciones son fuertes factores pronósticos de evolución negativa, como por ejemplo la mortalidad en los pacientes con IC. En este contexto, la creación e implementación de mejores algoritmos para evaluar y tratar a los pacientes con IC durante su hospitalización sigue siendo una necesidad no cubierta.
En este artículo los autores proponen y brindan fundamentos para el empleo del siguiente enfoque sistemático durante las tres fases de la hospitalización (evaluación inicial, hospitalización y pos alta):
(1) adoptar un marco reglamentado para evaluar y tratar la IC descompensada aguda,
(2) tratar más allá de la congestión clínica,
(3) ampliar el uso de tratamientos subempleados que mejoran los resultados,
(4) identificar y tratar las enfermedades simultáneas no cardíacas y
(5) hacer hincapié en la importancia de las visitas de seguimiento después del alta. El propósito es utilizar herramientas y estrategias para mejorar los resultados posteriores al alta y disminuir las tasas de rehospitalización.
1. ADOPTE UN ENFOQUE REGLAMENTADO PARA EVALUAR Y TRATAR LA IC DESCOMPENSADA AGUDA
El enfoque terapéutico para la IC descompensada aguda (ICDA) en pacientes hospitalizados no cambió significativamente en las últimas décadas. El algoritmo terapéutico actual para la ICDA se centra en tratar los signos y síntomas de congestión con diuréticos y vasodilatadores. Además, hay otros numerosos factores a tener en cuenta durante las tres diferentes fases de la hospitalización.
Durante la fase inicial en el servicio de urgencias es razonable emplear un modelo de evaluación de seis ejes descrito por Gheorghiade et al. que determina si la IC es nueva o crónica, su gravedad, los factores precipitantes, la frecuencia y el ritmo cardíacos, la presión arterial y las enfermedades concomitantes. Esto puede orientar el triage y la iniciación de los tratamientos inmediatos necesarios que se efectuarán en el servicio de urgencias antes de la hospitalización.
Una vez hospitalizados los pacientes, los autores proponen una evaluación más exhaustiva con un nuevo modelo de ocho ejes que se muestra en la figura. Una vez hospitalizado el paciente, además de tratar la congestión, hay ocho entidades importantes, cardíacas y no cardíacas que contribuyen a la aparición y el empeoramiento de la ICFEr:
(1) enfermedad coronaria,
(2) hipertensión,
(3) miocardiopatía,
(4) enfermedad pericárdica,
(5) alteraciones eléctricas,
(6) valvulopatía,
(7) incumplimiento terapéutico,
(8) coexistencia de otras enfermedades (nefropatía, ferropenia, enfermedad pulmonar, diabetes).
Estas entidades son igualmente importantes en el tratamiento de las  exacerbaciones de la ICFEr, como se indica en la figura. La determinación de la fracción de eyección (FE) es esencial durante la segunda fase de la hospitalización a fin de orientar la evaluación y los tratamientos, siendo ampliamente aceptadas las tres clases siguientes (1) ICFEr = 40%, (2) FE intermedia del 41 - 49%, (3) ICFEr = 50%.
Figura. Algoritmo del enfoque terapéutico de la insuficiencia cardíaca.
ICFEc: insuficiencia cardíaca con fracción de eyección conservada; ICFEr: insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida; FE: fracción de eyección; ERC: enfermedad renal crónica; PMB: panel metabólico básico; PA: presión arterial; TC: tomografía computada; PFR: pruebas de función respiratoria; VNIPP: ventilación no invasiva de presión positiva; iECA: inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina; TAPD: tratamiento antiplaquetario dual; AVIBE: análisis de vector de impedancia bioeléctrico; BRA: bloqueantes de receptores de angiotensina; ARM: antagonista de los receptores mineralocorticoides; DI: desfibrilador implantable; ECG: electrocardiograma; MCS: muerte cardíaca súbita; IRM: imagen de resonancia magnética. Elaborado sobre el contenido del artículo de Njoroge et al.
Es necesario evaluar todos los posibles componentes para crear planes terapéuticos personalizados con múltiples blancos terapéuticos que puedan revertir la disfunción cardíaca
Una evaluación cardiovascular completa se puede lograr con otras modalidades de estudios por imágenes, entre ellas la ecocardiografía para determinar la función sistólica y diastólica y las valvulopatías, la resonancia magnética cardíaca para evaluar si hay enfermedad pericárdica (para los que no tienen un desfibrilador cardioversor implantable o un marcapasos permanente),tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT por las siglas del inglés) para evaluar si hay miocardio viable y la ecografía de estrés con dobutamina para determinar la reserva contráctil.
En pacientes con ICFEr y miocardio disfuncional, pero viable, un sólido conjunto de evidencias avala la posibilidad de mejorar la función sistólica con la optimización del tratamiento orientado por las guías. Esto se demostró, por ejemplo en el estudio CHRISTMAS, donde los pacientes con ICFEr y miocardio viable determinado por SPECT aumentaron la FE cuando se los trataba con carvedilol. Hay asimismo relación entre el grado de viabilidad miocárdica y el porcentaje de mejoría en la FE.
Cada paciente con IC tiene grados variables de los trastornos mencionados, que contribuyen a su proceso patológico específico. Es necesario evaluar todos los posibles componentes para crear planes terapéuticos personalizados con múltiples blancos terapéuticos que puedan revertir la disfunción cardíaca.
2.TRATE MÁS ALLÁ DE LA CONGESTIÓN
La congestión en la IC abarca los signos y síntomas conocidos de IC: disnea, ortopnea, rales y edema periférico. Mucho menos reconocida es la congestión hemodinámica, definida como el aumento de la presión diastólica del ventrículo izquierdo a pesar de evidencia mínima o ausente de IC clínica. El desarrollo de la congestión clínica y hemodinámica abarca un espectro de distinta gravedad; a medida que la congestión hemodinámica continúa progresando, los síntomas de congestión clínica comienzan a aparecer hasta varias semanas después.
Varios pacientes en este continuum refieren disnea, pero no tienen signos sistémicos. En un estudio de 50 pacientes, estos signos estuvieron ausentes en el 42% de los pacientes con congestión con aumento demostrado de la presión capilar pulmonar (PCP).
Muchos pacientes son dados de alta con mejoría de los síntomas, pero con alta presión de llenado del ventrículo izquierdo, ortopnea provocada y escasa capacidad de ejercicio. A continuación se mencionan otras herramientas y técnicas para aumentar la sensibilidad de la evaluación de la congestión persistente.
La fisiopatología detrás del desarrollo y el empeoramiento de la insuficiencia cardíaca es multifacética y, como tal se la debe evaluar más minuciosamente
Escalas de medición de la disnea y la ortopnea
La disnea y la ortopnea son síntomas iniciales frecuentes que actúan como marcador subjetivo de la congestión en el paciente con ICDA.
En el hospital, la disnea evaluada por el médico y la referida por el paciente no se asociaron independientemente con la calidad de vida posterior al alta, la supervivencia o las rehospitalizaciones. Aunque el alivio de la disnea continúa siendo un objetivo terapéutico para los pacientes hospitalizados con ICFEr, esta medición quizás no sea un sustituto fiable para los resultados a largo plazo con el enfoque actual de evaluación.
La escala de Likert y el puntaje análogo visual son herramientas que reducen al mínimo la subjetividad cuando evalúan el grado de ortopnea o disnea. El empleo conjunto de ambas escalas aumenta la sensibilidad de la evaluación  al medir múltiples aspectos específicos de la disnea. Estas herramientas objetivas comparan la congestión desde el ingreso hasta el alta para asegurar la mejoría
Signos vitales ortostáticos
En personas con función cardíaca y volumen intravascular normales, la respuesta refleja a los cambios de posición desde la sedestación a la bipedestación incluye la disminución leve de la presión arterial y el aumento de la frecuencia cardíaca. En pacientes descompensados con congestión intravascular, estos cambios de posición pueden tener efectos paradójicos.
Los sarcómeros en los pacientes con IC congestiva inicialmente se estiran por demás, pero después se encogen dentro de límites ideales con disminución del retorno venoso y precarga resultante disminuida, mejorando la contractilidad.
Por lo tanto, la ortostasis puede producir aumento del gasto cardíaco y mejora de la presión arterial, que podrían indicar congestión intravascular que exige más diuresis. Esta herramienta es de utilidad limitada entre pacientes con miocardiopatía hipertrófica, estenosis aórtica o fibrilación auricular.
Maniobra de Valsalva
En la persona con volumen intravascular normal, la respuesta a la maniobra de Valsalva sostenida es multifásica. Inmediatamente después de iniciar la maniobra, el aumento de la presión intratorácica causa un breve pico de la presión arterial, seguido por disminución del retorno venoso y aumento de la resistencia vascular sistémica, lo que provoca caída de la presión arterial por debajo de lo habitual.
Cuando el esfuerzo cesa, la disminución de la presión intratorácica causa otra caída tensional seguida por aumento del retorno venoso y disminución de la resistencia vascular (y por lo tanto, disminución de la poscarga) lo que permite el aumento rebote de la presión.
A la inversa, en los pacientes con congestión, el cese del esfuerzo produce el aumento persistente de la presión arterial debido al aumento de la presión diastólica del ventrículo izquierdo y el aumento persistente de las presiones centrales.
Esta maniobra tiene gran relación con las presiones de llenado ventricular medidas de manera invasiva y demuestra su utilidad para monitorear el estado del volumen intravascular.
La prueba de caminata de seis minutos es una herramienta sencilla para provocar síntomas de congestión que quizás no se hallen en reposo. Es estudio ESCAPE halló que esta prueba era uno de los factores pronósticos más fiables de mortalidad tras la hospitalización por empeoramiento de la IC junto con las mediciones de PCP. La prueba de caminata de seis minutos se puede emplear antes del alta y para el monitoreo continuado durante la tercera fase del seguimiento ambulatorio.
Medición del péptido natriurético
La comparación entre los valores en sangre del NT-proBNP (por las siglas del inglés) al ingreso y antes del alta puede asegurar la correcta trayectoria terapéutica. El NT-proBNP es escindido del BNP, tiene más estabilidad in vivo, y mayor sensibilidad y especificidad que los valores circulantes de BNP. Se halló que los pacientes con NTproBNP persistentemente alto antes del alta tienen riesgo significativamente mayor de rehospitalización o muerte.
El monitoreo serial de los valores de NT-proBNP no es tan útil en el paciente hospitalizado debido a la demora en los cambios de los valores en relación con la progresión de la congestión intravascular. Sin embargo, la reducción de los valores de NT-proBNP en por lo menos el 30% desde el ingreso se asocia con mejores resultados posteriores al alta.
El monitoreo hemodinámico no invasor se puede emplear a través de las tres fases de la hospitalización por IC. La compresibilidad o la distensión de la vena cava inferior se puede evaluar fácilmente para distinguir entre la congestión sistémica y la  redistribución de los líquidos.
Goonewardena et al. determinaron que la ecografía de Ia cava inferior a la cabecera del paciente identificaba a los pacientes con ICDA que serían rehospitalizados por empeoramientos de la IC basados sobre venas cavas inferiores pletóricas con índices menores de colapsibilidad.
El empleo de la impedancia bioeléctrica transtorácica como marcador de la acumulación de líquido aún está ganando terreno, pero se demostró que es fiable para medir el gasto cardíaco y el índice cardíaco cuando se la comparó con los métodos invasivos.
3.AUMENTE EL EMPLEO DE TRATAMIENTOS POCO UTILIZADOS, QUE SE HA DEMOSTRADO QUE DISMINUYEN LAS REHOSPITALIZACIONES
A pesar del conjunto importante de datos que apoyan las recomendaciones de diversas instituciones, como el American College of Cardiology (ACC), la American Heart Association (AHA) y la European Society of Cardiology (ESC) para la ICFEr, persisten vacíos significativos en la provisión de tratamientos recomendados a pacientes con indicaciones para ellos.
Esto quizás se origine por pensar solo en la posible desestabilización clínica a corto plazo en lugar de considerar los posibles beneficios alejados del tratamiento. Por ejemplo, evidencia sólida sugiere que el empeoramiento de la función renal al aumentar el tratamiento descongestivo o iniciar el bloqueo del sistema renina–angiotensina–aldosterona no perjudica el pronóstico, sino que representa un beneficio neto para el paciente.
No obstante, con frecuencia se suspenden los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina iECA y los bloqueantes del receptor de angiotensina (BRA) sin reiniciarlos antes del alta. A continuación se verán ejemplos de tratamientos en pacientes con ICFEr que se deben tener en cuenta para iniciarlos antes del alta o durante el seguimiento a fin de promover la reversibilidad de la disfunción cardíaca.
La digoxina tiene beneficios hemodinámicos comprobados y se asocia con menores tasas de reingreso. Es respaldada por las recomendaciones para su empleo en pacientes apropiados con síntomas persistentes y rehospitalizaciones por ICFEr. Sin embargo, su prescripción disminuyó  durante la última década.
El estudio DIG demostró que la digoxina, agregada a los diuréticos y los iECA en pacientes con ICFEr crónica, con ritmo sinusal, disminuyó las hospitalizaciones sin afectar la mortalidad. Este efecto neutral sobre la mortalidad en un gran estudio aleatorizado es notable en medio de preocupaciones persistentes sobre la seguridad de la digoxina.
Este efecto de la digoxina se observó a pesar que el protocolo del estudio invitaba a su administración intensiva a fin de lograr concentraciones en sangre superiores a las de las recomendaciones actuales. La evidencia sugiere que las dosis según lo aconsejado por ACC/AHA mejoran más aún el índice riesgo-beneficio del tratamiento con digoxina.
Antagonistas del receptor de mineralocorticoides 
Menos del 33% de los pacientes idóneos hospitalizados por IC reciben antagonistas del receptor de mineralocorticoides (ARMC) antes del alta a pesar de datos que indican que reducen significativamente la tasa de hospitalización temprana.
Además de bloquear el efecto de la aldosterona sobre los ARMC pueden prevenir que la aldosterona favorezca la fibrosis de los cardiomiocitos, la lesión oxidativa y el remodelado cardíaco. En dosis mayores, los ARMC también pueden proporcionar beneficios natriuréticos y se los empleó para este fin durante años en pacientes cirróticos.
Torsemida
Los tres diuréticos del asa más empleados son furosemida, bumetanida y torsemida. Aunque aún no hay datos definitivos sobre los resultados clínicos, evidencia convincente apoya a la torsemida debido a sus claras ventajas sobre los otros diuréticos del asa.
La torsemida tiene una biodisponibilidad significativamente mejor, independiente de la presencia de edema intestinal o disfunción renal. En relación con la biodisponibilidad variable de la furosemida, del 10 - 90% según el estado de la enfermedad, la biodisponibilidad de la torsemida es del 80%. Otra ventaja es su mayor duración de acción (12–18 hs) en relación con la furosemida y la bumetanida (6 - 8 hs) y su menor tendencia a la hipopotasiemia.
Diuréticos tiacídicos
Los pacientes que necesitan el empleo crónico de diuréticos pueden desarrollar con frecuencia tolerancia a los diuréticos del asa debido a hipertrofia del segmento distal del nefrón y aumento de la reabsorción de sodio proximal al lugar de acción del diurético.
Los diuréticos tiacídicos pueden ser importantes para potenciar los efectos de la excreción de sodio de los diuréticos del asa en estos pacientes. Al actuar sobre los túbulos distales, las tiacidas proporcionan un efecto sinérgico al combinarse con los diuréticos del asa y prevenir la reabsorción de sodio y agua en la rama ascendente del asa de Henle y los túbulos contorneados distales.
La ivabradina es un agente cronotrópico que disminuye la frecuencia cardíaca y por lo tanto el trabajo cardíaco. Se mostró su utilidad en una cohorte específica de pacientes con IC crónica con FE < 35% y frecuencia cardíaca > 70 por minuto, donde disminuyó la tasa de hospitalizaciones y la muerte debidas a IC. Se debe considerar su iniciación en la fase posterior al alta entre pacientes con ICFEr que ya reciben dosis óptimas del tratamiento médico orientado por las guías. En el paciente estable con IC que ingresó por descompensación aguda se la debe comenzar antes del alta.
Los inhibidores del receptor de angiotensina y la neprilisina (IRAN) mejoran la vasodilatación y la natriuresis al inhibir la endotelina, la vasopresina, la actividad simpática y el sistema renina angiotensina aldosterona.
El estudio PARADIGM-HF demostró mejores resultados en la ICFEr con el tratamiento con IRAN que con iECA. El análisis post hoc de este estudio sugiere que estos beneficios se extienden y mejoran los resultados clínicos tras la hospitalización por IC y se debe considerar iniciar su administración  durante las visitas como paciente ambulatorio.
Ultrafiltración
Se conoce bien la interdependencia de las funciones renales y cardíacas, donde la disfunción de un órgano con frecuencia afecta al otro. El equilibrio entre la descongestión cardíaca y la función renal es una lucha que los médicos enfrentan a menudo cuando tratan pacientes con IC aguda descompensada. La ultrafiltración ofrece una opción para una mayor descongestión de los pacientes con IC y disfunción renal, si bien los datos actuales sobre el riesgo-beneficio no son concluyentes.
Otro estudio (Cardiorenal Rescue Study in Acute Decompensated Heart Failure, CARRESS-HF) examinó los efectos de la ultrafiltración para la eliminación continua de líquido en presencia de insuficiencia que empeora, pero demostró aumento de la asociación con más episodios adversos, empeoramiento de la función renal y ninguna diferencia significativa en los resultados.
Por su parte, en el estudio AVOID-HF (Aquapheresis Versus Intravenous Diuretics and Hospitalizations for Heart Failure) no se observó diferencia en los efectos adversos entre los grupos tratados con ultrafiltración y los que recibieron diuréticos del asa.
También es importante que hubiera mayor duración entre el episodio inicial de IC y los episodios siguientes dentro de los 90 días en el grupo con ultrafiltración que en el que recibió diuréticos. Este estudio se finalizó precozmente por motivos de financiación, pero es un incentivo para continuar evaluando su validez como parte de una estrategia empírica para la congestión resistente al tratamiento farmacológico intensivo.
4. IDENTIFIQUE Y TRATE LAS ENFERMEDADES SIMULTÁNEAS NO CARDÍACAS
La hiperglucemia de por sí no es un blanco terapéutico en la IC, y múltiples tratamientos de descenso de la glucemia aumentan el riesgo de episodios de IC a pesar del control de la glucemia
Los empeoramientos de la IC se suelen producir por el interjuego entre el sustrato cardíaco subyacente y las enfermedades simultáneas como la diabetes mellitus, la insuficiencia renal y la EPOC. Numerosos pacientes con IC experimentan rehospitalizaciones o muerte secundaria a enfermedades simultáneas más que a la cardiopatía en sí.
La significación pronóstica de las enfermedades simultáneas no cardíacas es igualmente importante en pacientes con IC con FE conservada, media y reducida. En la IC con fracción de eyección conservada (ICFEc), con la posible excepción de la espironolactona, estudios aleatorizados controlados de diversos tratamientos no pudieron demostrar hasta ahora mejoría de los resultados.
Algunas enfermedades simultáneas específicas merecen ser mencionadas. La diabetes mellitus y la cardiopatía simultáneas tienen mala evolución La diabetes simultánea se puede hallar en hasta el 44% de los pacientes con ICFEr y el 32–45% de los pacientes con ICEFc. Entre los pacientes con diabetes, la complicación más frecuente se debe a enfermedad cardiovascular, especialmente IC.
Sin embargo, datos acumulados de estudios previos sugieren que la hiperglucemia de por sí no es un blanco terapéutico en la IC, y múltiples tratamientos de descenso de la glucemia aumentan el riesgo de episodios de IC a pesar del control de la glucemia.
En el estudio reciente EMPA-REG OUTCOME (Empagliflozin, Cardiovascular Outcomes, and Mortality in Type 2 Diabetes) la empagliflozina, un inhibidor del cotransportador 2 de sodio–glucosa, tuvo efecto positivo sobre el riesgo cardiovascular. Específicamente, hubo una disminución  de la mortalidad cardiovascular así como menor riesgo de hospitalización debida a IC en relación con el placebo. Datos similares se observaron con canagliflozin, otro inhibidor del cotransportador 2 de sodio–glucosa.
La ferropenia es otra comorbilidad frecuente en la IC crónica y es un indicador de enfermedad más avanzada, así como de disminución de la capacidad funcional y la calidad de vida.
Se halló ferropenia en el 33% de los pacientes con anemia o sin ella y se asoció con disminución de la supervivencia sin complicaciones a 36 meses. Un estudio no mostró utilidad del tratamiento con inyecciones de darbepoetina en pacientes con anemia ferropénica y otro no demostró utilidad de la administración de hierro oral, pero otros mostraron mejores resultados con el hierro intravenoso.
5.HAGA HINCAPIÉ EN LAS VISITAS DE SEGUIMIENTO DESPUÉS DEL ALTA
Los 2–3 meses después del alta se conocen como la fase vulnerable, cuando la morbimortalidad aumenta más que en cualquier otro momento desde el ingreso. Esto generalmente se debe al empeoramiento a corto plazo de la hemodinamia cuando el tratamiento es subóptimo, no se cumple con la medicación y la dieta, y otros factores. Se debe controlar estrechamente a los pacientes al inicio de este período para prevenir que la congestión, la función renal y las inadaptaciones neurohormonales empeoren.
A fin de determinar quién tiene más alto riesgo durante esta fase vulnerable, se puede estratificar a los pacientes según el riesgo, sobre la base de ciertos indicadores pronósticos. La hipotensión, la disincronía ventricular, la anemia, el aumento persistente del BNP, y la hiponatremia tienen pronóstico negativo en pacientes con IC aguda. Otra herramienta para la estratificación del riesgo en este período es el Kansas City Cardiomyopathy
Questionnaire (KCCQ), un cuestionario respondido por el paciente sobre su calidad de vida para evaluar el estado funcional. Green et al. determinaron que los pacientes con IC crónica estable tenían siempre puntajes más altos del KCCQ y los pacientes con IC descompensada tenían puntajes más bajos.
Es de destacar que el puntaje KCCQ mayor antes del alta se asoció con mayor tasa de reingresos a 30-días por IC. Los síntomas evaluados por el KCCQ tienden a ser el motivo de consulta al reingreso al hospital entre los pacientes con IC. Por lo tanto, el KCCQ, así como los signos mencionados, son de utilidad significativa en un modelo pronóstico para reducir al mínimo las rehospitalizaciones cuando no hay signos de congestión.
La ACC y la AHA indican que el objetivo de la primera consulta posterior al alta es revaluar el estado del volumen vascular y la función renal y asegurar  que la medicación que el paciente recibe corresponde al tratamiento orientado por las recomendaciones. Para propósitos pronósticos se puede considerar repetir el análisis de los biomarcadores. Además, investigaciones recientes demostraron que tiene fundamento pronóstico monitorear los valores de troponina I y que el valor aumentado a 1 mes pronostica el aumento de problemas clínicos a 12 meses.
Los controles siguientes deben optimizar el tratamiento, evaluar nuevos blancos para la intervención y tratar las enfermedades concomitantes a fin de prevenir nuevos factores precipitantes y empeoramientos. Asimismo, se debe optimizar el estado de los macronutrientes y micronutrientes. Instruir al paciente es igualmente esencial para asegurar el seguimiento continuado y el cumplimiento terapéutico y alimentario.
La rehabilitación cardíaca es un programa de tres ejes que se centra en mejorar la salud cardiovascular, prevenir el deterioro y reducir al mínimo las rehospitalizaciones aconsejando a los pacientes sobre hábitos de vida saludables, ejercicio y reducción del estrés.
En el estudio HF-ACTION se halló que la rehabilitación cardíaca mejoraba la calidad de vida relacionada con la salud. A pesar de esto, solo el 10% de los pacientes idóneos son derivados en el momento del alta. Con los nuevos accesos a la consejería y la rehabilitación a través de internet y los teléfonos celulares resulta más fácil incorporar estas medidas en la vida cotidiana.
El monitoreo hemodinámico invasivo ambulatorio es una intervención nueva para la evaluación continua del paciente ambulatorio. El CardioMEMS es un dispositivo implantable que mide la PECP para advertir precozmente la presencia de congestión antes de que esta progrese y sea necesario hospitalizar al paciente. Aunque tiene ciertos riesgos inherentes a su implantación, además de su costo, este dispositivo puede ser útil en determinados pacientes.
Por último, los pacientes con IC grave en etapa D o clase III-IV de la NYHA se deben evaluar para el empleo de dispositivos invasivos como los desfibriladores cardíacos invasivos y los dispositivos de asistencia ventricular cuando estén indicados, ya sea en el hospital o como pacientes ambulatorios. Las recomendaciones actuales de la ESC y la ACC/AHA aclaran cuando están indicados y la identificación temprana de los candidatos es esencial para evitar el deterioro continuo de la función cardíaca.
Conclusión
La fisiopatología detrás del desarrollo y el empeoramiento de la insuficiencia cardíaca es multifacética y, como tal se la debe evaluar más minuciosamente. Los autores de este artículo presentan un algoritmo utilizando una evaluación multimodal delos factores precipitantes y agravantes y una guía para un mejor tratamiento de la insuficiencia cardíaca aguda descompensada.
El artículo destaca la importancia de la evaluación exhaustiva, planes terapéuticos personalizados más allá de la congestión clínica, con tratamientos subutilizados, inclusión de las comorbidlidades no cardíacas y continuación del tratamiento después de la hospitalización.
El propósito es proporcionar orientación para mejorar la función cardíaca y por lo tanto, reducir al mínimo la rehospitalización entre los pacientes con insuficiencia cardíaca.
Resumen y comentario objetivo: Dr. Ricardo Ferreira

Tinnitus Diagnóstico y tratamiento de los acufenos subjetivos

Autor: Carol A. Bauer N Engl J Med 2018;378:1224-31
Presentación de un caso
Un hombre de 55 años informa que escucha un sonido agudo y estático en ambos oídos. No recuerda cuándo comenzó, pero sí que lo siente desde hace varios meses y es molesto. ¿Cómo debe manejarse este caso?
Problema clínico
El acúfeno (tinnitus) es la percepción de un sonido cuyo origen no es externo. La sensación se describe como un zumbido continuo en el oído, pero el sonido puede percibirse dentro o fuera de la cabeza, o predominar en uno o ambos oídos. Dicho sonido ha sido descrito como zumbido, zumbido tonal, siseo, sonido de estática, rugidos o como el chillar de una cigarra.
El acúfeno se puede categorizar como objetivo o subjetivo.
El acúfeno objetivo, poco común, es un sonido generado en el cuerpo por el flujo sanguíneo. contracciones musculares o emisiones cocleares espontáneas que pueden ser detectadas y medidas por un observador externo. En esta revisión, el autor se ocupa de los acúfenos subjetivos.
Las encuestas poblacionales estiman que la prevalencia del acúfeno se halla entre el 10% y el a 25% en los mayores de 18 años, de diversas nacionalidades. En las encuestas poblacionales, en solo en un pequeño porcentaje de personas, la sensación del acúfeno es severamente molesta (1 a 7%).
La prevalencia de los acúfenos persistentes aumenta con la edad, alcanzando un pico en las personas de la séptima década de la vida, pero, en los 10 últimos años, la prevalencia ha aumentado en los grupos más jóvenes, presumiblemente debido a una mayor exposición al ruido recreativo perjudicial.
Un gran estudio transversal en el que participaron niños y adultos derivados a un hospital regional de otorrinolaringología mostró que el 97% de los que informaron acúfenos tenían una pérdida auditiva concomitante detectada por la audiometría de rutina.
Dos tercios de las personas con acúfenos que participaron en un estudio poblacional tenían deterioro de la audición basal en las frecuencias ubicadas entre los 500 y los 4.000 Hz, comparados con el 44% de las personas sin acúfenos.
En otro estudio, el factor de riesgo más fuerte para el acúfeno moderado o que causó trastornos del sueño fue la pérdida de la audición; el antecedente de exposición profesional al ruido también se correlacionó fuertemente con el acúfeno.
La experiencia clínica indica que la pérdida repentina de la audición se asocia con la aparición repentina de acúfenos, pero cuando la pérdida de la audición es gradual, los acúfenos tienden a desarrollarse a lo largo de meses o años.
A menudo; la gravedad del acúfeno se resuelve o disminuye considerablemente con la resolución de la pérdida auditiva, como sucede después del tratamiento de la pérdida de la audición conductiva por impacto de cerumen o del derrame en el oído medio.
El acúfeno puede afectar la vida diaria en múltiples dominios. Las personas con acúfenos molestos informan alteración del sueño, interferencia con la concentración, disminución del disfrute social y dificultad para escuchar conversaciones.
En estudios transversales, el acúfeno ha sido asociado con mayores probabilidades de trastorno de ansiedad y depresión. En un estudio prospectivo de Japón realizado en los adultos más antiguos de una comunidad, los acúfenos se asociaron con mayor riesgo de desarrollo posterior de síntomas de depresión en los hombres, incluso después del ajuste por edad y discapacidad auditiva; en las mujeres no se observó asociación significativa.
Las características psicofísicas del acúfeno, como el volumen y el tono, no son muy predictivas de su efecto psicológico. En un informe, algunos pacientes que tenían un volumen de acúfeno similar a un nivel de sensibilidad <5 dB (según lo evaluado por el paciente mediante la identificación de un sonido externo más consistente con el acúfeno subjetivo) estaban muy perturbados por su condición, no así los pacientes que tenían un volumen de acúfenos que coincidía con niveles de sensación más elevados.
Esta discrepancia puede ser explicada por la atención que una persona presta al acúfeno. Considerando que la mayoría de aquellos con acúfenos se acostumbran y no les prestan atención, las personas que están muy perturbadas por el acúfeno informan que están constantemente pendientes de él.
Historia Natural
El volumen, la gravedad y el efecto del acúfeno son dinámicos y cambian con el tiempo. En algunas personas, la gravedad del acúfeno puede progresar, pero en otras puede disminuir e incluso desaparecer
Por ejemplo, en un estudio longitudinal, casi el 40% de las personas que habían informado acúfenos leves, y casi el 20% que habían informado acúfenos graves al inicio del estudio informaron su resolución a los 5 años.
La familiaridad con los cambios naturales en el acúfeno que ocurren con el tiempo es importante para el consejo que se da a los pacientes sobre las expectativas para mejorar. Por otra parte, dada la posibilidad de reducción espontánea de la gravedad del acúfeno, es necesario que los ensayos de intervenciones para esta condición tengan un grupo control.
Estrategias y evidencia
Diagnóstico
A las personas que acusan acúfenos se les debe interrogar sobre la naturaleza del sonido (ubicación, inicio gradual o súbito), duración, efecto en la vida diaria (sueño, trabajo, concentración, estado de ánimo y actividades sociales), y síntomas asociados, incluso dificultades auditivas.
  • El antecedente de drenaje del oído, otalgia o ambos indicaría un posible origen infeccioso, inflamatorio o una enfermedad alérgica del oído.
     
  • El antecedente de vértigo y desequilibrio sugeriría un posible trastorno coclear o retrococlear como la enfermedad de Menière, el neuroma acústico, o el vértigo asociado a la migraña.
Las características cualitativas del acúfeno, según lo descrito por los pacientes, también pueden sugerir causas, por ejemplo, un rugido puede indicar la enfermedad de Manière, y un sonido con clic rítmico puede indicar espasmos musculares de los músculos estapedial o tensor del tímpano.
El acúfeno agudo debe ser distinguido del acúfeno persistente, aunque no hay una definición de cronicidad bien aceptada. En los ensayos clínicos, la definición varía desde una duración mínima de 3 meses a una duración mínima de 12 meses.
Es razonable hacer la evaluación audiológica de los pacientes con  acúfeno de reciente comienzo (<6 meses), dada su frecuente asociación con la hipoacusia
En los pacientes con acúfenos que tienen dificultades auditivas, acúfenos persistentes de más de 6 meses de duración o acúfeno unilateral, se debe hacer una evaluación audiológica completa con el fin de determinar la presencia, tipo, gravedad y simetría de la pérdida auditiva.
También es razonable hacer la evaluación audiológica de los pacientes con  acúfeno de reciente comienzo (<6 meses), dada su frecuente asociación con la hipoacusia. Los resultados de estas evaluaciones determinarán si deben realizarse pruebas audiométricas adicionales (por ej., la prueba de emisiones otacústicos, audiometría de alta frecuencia o prueba de respuesta del tronco cerebral auditivo) o la formación de imágenes de diagnóstico (por ej., resonancia magnética o tomografía computarizada del hueso temporal).
Los estudios adicionales audiológicos para las características cualitativas del acúfeno (por ej., coincidencia de tono, coincidencia de sonoridad o supresión de acúfeno con estimulación acústica [inhibición residual]) no son diagnósticos y no se utilizan para decidir el manejo del acúfeno.
Existen cuestionarios estandarizados para ser utilizados en entornos clínicos y de investigación, destinados a evaluar la gravedad del acúfeno y su efecto en dominios específicos de la vida diaria (comunicación, cognición, emoción, calidad de vida y sueño). Estos instrumentos son útiles para la evaluación inicial del acúfeno y el monitoreo de los cambios de tratamiento.
El Inventario de Discapacidad del Acúfeno (Inventory Handicap of Tinnitus) es una herramienta de evaluación ampliamente utilizada que es sensible a los cambios en la gravedad del acúfeno después del tratamiento.
Tratamiento
Las encuestas de población muestran que la mayoría de las personas con acúfenos tienen una sensación mínimamente molesta. Aquellos que buscan asistencia médica suelen informar su temor de que el acúfeno se deba a una enfermedad mucho peor, como la pérdida progresiva de la audición y la sordera. Un componente importante del tratamiento incluye informar a los pacientes sobre las causas del acúfeno y su historia natural, incluida la posible reducción espontánea con el tiempo.
Para algunos pacientes son útiles los materiales educativos, la información sobre grupos de apoyo y otros materiales de autoayuda son útiles para facilitar la tolerancia del acúfeno. Las discusiones sobre el tratamiento y los objetivos del manejo deberían enfatizar la modulación de la atención y la percepción del paciente, así como las respuestas emocionales a la sensación.
> Medicamentos y suplementos
Para el tratamiento del acúfeno se ha aprobado una amplia gama de fármacos, incluidos los antidepresivos, ansiolíticos, antiepilépticos y anestésicos. Grandes revisiones sistemáticas han concluido que la evidencia para apoyar a estos agentes es débil.
Por ejemplo, una revisión de Cochrane sobre el uso de antidepresivos para el tratamiento del acúfeno identificó solo 6 ensayos con suficiente calidad, de los cuales 5 fueron calificados como de "baja calidad", y concluyó que no hay evidencia sobre la eficacia del tratamiento del acúfeno con antidepresivos.
Mientras algunos estudios han informado una reducción acústica subjetiva del acúfeno y mejores resultados en la calidad de vida específica para el acúfeno, estas modestas mejorías podrían reflejar la modulación de la depresión y la ansiedad y no los efectos directos sobre el acúfeno. La guía para la practica clínica actual no recomienda la medicación para el manejo del acúfeno.
Comúnmente, los tratamientos sin receta médica, como los extractos de hierbas, los suplementos dietarios y las vitaminas, son anunciados como curas del acúfeno, pero su eficacia no está comprobada. Si Ginkgo biloba es el suplemento l más comúnmente usado, una revisión sistemática tampoco mostró evidencia de beneficio en el alivio del acúfeno.
> Estimulación Acústica
Durante siglos, el sonido ha sido utilizado en variadas formas e intensidades como tratamiento empírico del acúfeno. Actualmente, el tratamiento con estimulación acústica se basa en el concepto de que la pérdida de la audición induce a cambios homeostáticos compensatorios dentro de las estructuras centrales (conocido como ganancia auditiva central) para mantener la actividad de los nervios auditivos. El acúfeno puede ser una consecuencia desadaptativa de este proceso.
La propuesta de este mecanismo ha sido respaldada por los hallazgos de la investigación de ciencia básica en animales, modelos computacionales y estudios de imágenes funcionales. Se ha formulado la hipótesis de que la estimulación acústica puede revertir los cambios desadaptativos al aumentar la actividad neuronal en las estructuras auditivas centrales.
Los tipos de sonido utilizados para la estimulación acústica incluyen el ruido de banda ancha, la amplificación del habla y los sonidos ambientales con ayudas auditivas solos, y la amplificación con audífonos en combinación con ruido de banda ancha o música.
La estimulación acústica puede brindarse con niveles de sonido suficientes para hacer que el acúfeno sea inaudible (enmascaramiento) o con niveles de intensidad más bajos, en los cuales los acúfenos siguen siendo audibles.
Una revisión de 4 ensayos de estimulación acústica mostró un beneficio con respecto al acúfeno específico y los resultados globales en la calidad de vida de las intervenciones con audífonos o generadores de sonido, pero no mostró la superioridad de ninguna forma específica de estimulación acústica sobre otra, aunque se observó que los estudios tenían limitaciones metodológicas.
Más recientemente, un ensayo aleatorizado que involucró adultos con acúfeno crónico molesto y pérdida de la audición mostró un beneficio significativamente mayor con el uso de dispositivos combinados (ayudas auditivas con generadores de sonido) y asesoramiento directivo para reducir la atención y la respuesta emocional al acúfeno, que con el uso de audífonos (sin generadores de sonido) y asesoramiento con información sobre las estrategias para lidiar con la pérdida auditiva y mejorar la comunicación.
En esta prueba, el análisis por intención de tratar mostró que las tasas de mejoría clínicamente significativas (definida como =50% de disminución del puntaje del Inventario de Discapacidad del Acúfeno, desde el inicio hasta el seguimiento de 18 meses) fueron mayores en el grupo que recibió la combinación de dispositivos y asesoramiento directivo que el grupo que recibió ayuda auditiva sola (sin generadores de sonido) y asesoramiento audiológico (74% vs. 37%).
En otra prueba que involucró a personas con acúfenos y pérdida mínima de la audición no hubo diferencia significativa en la tasa del mismo resultado (mejoría clínicamente significativa) en las personas que recibieron tratamiento con generadores de sonido y asesoramiento directivo y aquellos que recibieron asesoramiento audiológico solo (50% y 25%, respectivamente), aunque a los 12 meses y 18 meses, la disminución desde la línea de base de las medidas subjetivas del volumen del acúfeno fue significativamente mayor en el grupo tratado con generadores de sonido que en el grupo que recibió asesoramiento solo.
Debido a que en estos ensayos el asesoramiento fue diferente en los grupos experimentales y de control, el efecto sobre los resultados del estudio del asesoramiento directivo versus el generador de sonido se desconoce.
> Terapia psicológica
Las intervenciones abordan la ansiedad y la depresión porque estas son las respuestas psicológicas al acúfeno más comunes
El objetivo de la intervención psicológica es disminuir el efecto negativo del acúfeno en la vida del paciente y así mejorar su bienestar. En general, las intervenciones abordan la ansiedad y la depresión porque estas son las respuestas psicológicas al acúfeno más comunes; las intervenciones incluyen el entrenamiento de la biorretroalimentación, la hipnosis y la terapia conductual cognitiva.
La terapia conductual cognitiva es actualmente el enfoque psicológico más común utilizado y estudiado en todo el mundo para el tratamiento del acúfeno. Es una terapia de colaboración que incluye técnicas de reenfoque de la atención, entrenamiento en técnicas de relajación, entrenamiento de la atención plena, reestructuración cognitiva y modificación del comportamiento para cambiar la reacción de una persona al acúfeno.
Puede ser brindada como terapia individual, de grupo, o remota (terapia por Internet). La terapia es proporcionada por un profesional médico capacitado y habitualmente en sesiones de 1 vez por semana, de 1 a 2 horas de duración, durante 8 a 24 semanas.
Los resultados obtenidos por grandes revisiones sistemáticas de ensayos que comparan la terapia cognitiva conductual, ya sea con un tratamiento control (involucrando a los participantes en una lista de espera para recibir tratamiento) o un control activo con varias combinaciones de yoga, educación, entrenamiento de biorretroalimentación, relajación y distracción, son discrepantes.
La evaluación no mostró una reducción de la intensidad del acúfeno a partir de la línea de base en aquellos que recibieron cognitiva terapia conductual, tuvieron un control activo o fueron asignados a una lista de espera para recibir tratamiento.
Sin embargo, el efecto del acúfeno específico en la calidad de vida fue significativamente mejor con la terapia cognitivo conductual que con el control activo o ningún tratamiento; los tamaños del efecto fueron de pequeños a moderados.
Los puntajes de depresión fueron significativamente mejores con la terapia cognitiva conductual que con el control sin tratamiento, pero los resultados de las comparaciones entre la terapia del comportamiento cognitivo y los controles activos (yoga o asesoramiento) fueron inconsistentes. En general, la fuerza de la evidencia para apoyar la terapia cognitivo conductual se consideró baja, dado el alto riesgo de sesgo y los pequeños tamaños de muestra de la mayoría de los estudios.
> Otra terapia
La estimulación magnética transcraneana repetitiva es un tratamiento de investigación para los acúfenos que implica la aplicación de un campo magnético de impulsos fuertes en el cuero cabelludo, para inducir una corriente eléctrica que altera la actividad neuronal directamente en la corteza superficial subyacente e indirectamente en áreas remotas del cerebro.
Revisiones sistemáticas de ensayos aleatorizados han hallado resultados contradictorios con respecto a un beneficio, así como la falta de información sobre los efectos a largo plazo. La determinación de la efectividad se complica por las limitaciones metodológicas de los estudios disponibles, incluido el tamaño pequeño de la muestra, la variabilidad en el diseño y las medidas de los resultados.
Áreas de incertidumbre
La investigación sugiere que el compromiso anormal de la atención puede ser un mecanismo fundamental que perpetúa el acúfeno y aumenta su gravedad. En ensayos pequeños, a corto plazo, los programas de entrenamiento de la atención diseñados para modular la conciencia del acúfeno a través de juegos multisensoriales, o el entrenamiento repetitivo para identificar y localizar otros sonidos, han dado como resultado reducciones de la gravedad del acúfeno y mejores puntajes en la calidad de vida.
Una mejor comprensión de los mecanismos de atención podría conducir a una mayor efectividad del tratamiento. También son necesarios otros estudios de la relación entre los trastornos del estado de ánimo y el acúfeno, y de las estrategias terapéuticas para pacientes con comorbilidades. La terapia del comportamiento cognitivo requiere un compromiso activo y una mejor comprensión de los factores predictivos de la respuesta a este enfoque, así como de otras intervenciones.
La naturaleza subjetiva del acúfeno, su variedad de causas y la variabilidad de sus efectos en los pacientes, así como la posible reducción espontánea de la gravedad con el paso del tiempo lo convierten en una condición difícil de estudiar.
Las limitaciones de muchos estudios aleatorizados de los tratamientos del acúfeno son la falta de cegamiento, las diferencias en las definiciones del acúfeno molesto usadas en los ensayos, las muestras pequeñas, la falta de atención a muchas variables que afectan el acúfeno (por ej., trastorno del estado de ánimo asociado, pérdida de la audición, duración y gravedad del acúfeno, y estabilidad de los puntajes subjetivos de gravedad), falta de comparaciones con placebo y, tener en cuenta algunos resultados que si bien son significativos no son clínicamente significativos.
Para medir el resultado primario del efecto del acúfeno, solo se utilizado un instrumento estandarizado en el 20 al 36% de los ensayos clínicos. La identificación de los participantes que deseen inscribirse en estudios de investigación de acúfenos con un seguimiento de 12 a 18 meses es problemática.
Lineamientos
La American Academy of Otolaryngology–Head and Neck Surgery (AAOHNS) (Academia Americana de Otorrinolaringología Cirugía de Cabeza y cuello) (AAOHNS) publicó una guía de práctica para la evaluación y manejo del acúfeno molesto crónico en adultos.
Esta guía se aplica a los adultos que han tenido acúfenos durante al menos 6 meses, sin identificación de la causa más allá de la pérdida de la audición neurosensorial. Las recomendaciones en este artículo son en gran parte consistentes con la guía de AAOHNS; una excepción es la recomendación más fuerte que aquí se hace para los audífonos: los generadores de sonido y el asesoramiento directivo ya que, en el momento de su confección, la guía no brindaba datos de soporte.
Resumen y recomendaciones
El paciente descrito en la viñeta tiene acúfenos de reciente comienzo en ambos oídos, y la pérdida de la audición no es asimétrica. El autor recomienda hacer una historia adicional en relación con el vértigo o la pérdida auditiva fluctuante y buscaría en el paciente una enfermedad del oído que indicara un trastorno subyacente como la otosclerosis o la enfermedad de Menière, aunque el acúfeno simétrico haría poco probables estas condiciones.
Por otra parte, obtendría una evaluación inicial de la gravedad del acúfeno usando el Inventario de Discapacidad del Acúfeno y una audiometría, para determinar la presencia y el nivel de la pérdida auditiva. Si la audición muestra una asimetría notable, obtendría imágenes de diagnóstico.
Revisaría la audiometría con el paciente y discutiría la relación entre la pérdida auditiva y el acúfeno, y lo que se conoce sobre la natural historia del acúfeno de reciente comienzo con respecto a la resolución o la reducción de la gravedad con el paso del tiempo.
Si los umbrales auditivos no fueran normales, el autor recomendaría el uso de audífonos. También discutiría con el paciente el beneficio potencial del asesoramiento educativo y la estimulación acústica con audífonos o dispositivos que combinan audífonos con generadores de sonido, para reducir la conciencia del acúfeno y los efectos negativos en su calidad de vida.
Si hay evidencia de un trastorno del estado de ánimo coexistente, angustia de moderada a severa, discutiría las opciones de consultar con un profesional de salud mental y la terapia cognitivo conductual.
Resumen y comentario objetivo: Dra. Marta Papponetti

jueves, 5 de abril de 2018

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Síndrome de Sjogren primario

Síndrome de Sjögren primario
Se diagnostica por sequedad de ojos y boca, cansancio y dolor. El 30%-40% sufre complicaciones sistémicas.Autor: Mariette X, Criswell L N Engl JMed 2018;378:9031-39
Resumen
  • El síndrome de Sjögren es más frecuente entre las mujeres, con mayor incidencia alrededor de los 50 años. Se diagnostica por una triada clásica de síntomas: sequedad de ojos y boca, cansancio y dolor. El 30%-40% sufre complicaciones sistémicas.
     
  • El riesgo de linfoma de células  B es 15 a 20 veces mayor en estos pacientes que en la población general.
     
  • El tratamiento es con agonistas de los muscarínicos (hidrocloruro de pilocarpina e hidrocloruro de cevimelina. El principal efecto adverso de estos fármacos es la sudoración, que se puede mejorar comenzando con dosis pequeñas y aumentándolas paulatinamente. La hidroxicloroquina se emplea para la artralgia y la púrpura.
     
  • Las manifestaciones orgánicas graves se tratan con inmunosupresores (prednisona, metotrexato, micofenolato de sodio, azatioprina y ciclofosfamida.

Caso clínico
Una mujer de 52 años consulta por sequedad extrema de la boca desde hace 2 años. Tiene dificultad para la deglución de alimentos secos y debe tomar agua durante la noche. Refiere también episodios de fatiga y dolores en las manos y los codos, especialmente durante la mañana.
Diez años atrás sufría de molestias y sequedad en los ojos por las que debió abandonar los lentes de contacto. Durante los dos últimos años tuvo varios episodios de tumefacción parotídea.
Al examen físico se constata sequedad de la boca, púrpura palpable en las piernas, tumefacción de tres articulaciones y de las parótidas.
Los exámenes complementarios muestran linfocitopenia, creatininemia de 1,6 mg/dl (0.7 mg/dl un año atrás), gammapatía policlonal, factor reumatoide positivo, anticuerpos antinucleares, entre ellos anticuerpos contra el antígeno A, relacionado con el síndrome de Sjögren (anticuerpos SSA) y valores bajos de C4 sin crioglobulinemia.
El problema clínico
El síndrome de Sjögren se diagnostica por los síntomas clásicos de sequedad de la boca y los ojos, cansancio y dolor
El síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune sistémica frecuente, que predomina en el sexo femenino, siendo su mayor incidencia aproximadamente a los 50 años. El signo patognomónico es la exocrinopatía, que produce los síntomas observados en el caso presentado y que se encuentran en más del 80% de los pacientes. Afecta la calidad de vida por el cansancio discapacitante con reducción de la productividad laboral.
El síndrome de Sjögren puede aparecer solo o  asociado con otras enfermedades autoinmunes específicas de ciertos órganos, como tiroiditis, cirrosis biliar primaria o colangitis. En estos casos se lo denomina síndrome de Sjögren primario.
Recibe el nombre de secundario cuando se asocia con otras enfermedades sistémicas autoinmunes, como artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico (LES), esclerodermia y dermatomiositis.
La prevalencia estimada es de 0,3 - 1 por 1000 personas. La mayor dificultad diagnóstica es que los síntomas del síndrome de Sjögren son muy frecuentes en la población general y se pueden asociar con la fibromialgia, que es mucho más frecuente, mientras que el síndrome de Sjögren es relativamente raro y se confirma con las alteraciones de laboratorio mencionadas (Cuadro).
Cuadro. Criterios de clasificación ACR-EULAR 2017 para diagnóstico de síndrome de Sjögren primario.
Puntaje Focus = 1El puntaje está determinado por el número de infiltrados de células mononucleares (= 50 x 4 mm2) en biopsia de glándula salival
Presencia de anticuerpos anti-SSASe determina en suero y solo se consideran los anticuerpos anti-Ro60
Puntaje = 5 de tinción ocular SICCADeterminado por un oftalmólogo con el empleo de teñido de fluoresceína y verde de lisamina. Puntaje de 0 a 12, los valores más altos indican mayor gravedad
Prueba de Schirmer
= 5mm x 5 minutos
Mide la producción de líquido lagrimal con un papel filtro insertado en la conjuntiva
Flujo salival total no estimulado de = 0,1ml x minutoEvalúa la velocidad del flujo salival, recogiendo la saliva en un tubo durante 5 minutos, después de que el paciente haya deglutido.
Se considera que el paciente con puntaje de 4 o más sufre síndrome de Sjögren primario
Complicaciones sistémicas
Las manifestaciones sistémicas se observan en aproximadamente el 30 - 40% de los pacientes con síndrome de Sjögren primario. La infiltración linfocitaria en el epitelio de otros órganos puede producir nefritis intersticial, colangitis biliar autoinmune primaria y bronquiolitis obstructiva.
También se pueden observar manifestaciones extraepiteliales, como púrpura palpable, crioglobulinemia asociada con glomerulonefrits, neumonitis intersticial y neuropatía periférica.
Fisiopatología
Se caracteriza por la activación de las células epiteliales mucosas, probablemente por estimulación viral o por producción anómala de elementos virales endógenos. Este proceso activa los sistemas inmunitarios innato y adaptativo, con secreción de autoanticuerpos. Estos constituyen complejos inmunes que mantienen y amplifican la producción de interferón alfa, generando un ciclo de activación inmune que daña los tejidos.
El aumento de la expresión de genes relacionados con el interferón se puede detectar en las glándulas salivales y en la sangre en más de la mitad de los pacientes. Estudios de asociación del genoma completo indicaron la asociación entre el síndrome y genes vinculados a las vías del interferón.
La presencia de células germinales ectópicas en las glándulas salivales activa a las células B, característica del síndrome de Sjögren primario. El factor activador de las células B, de la familia del factor de necrosis tumoral (BAFF, por las siglas del inglés), está aumentado en el síndrome de Sjögren primario, tanto en el suero como en las glándulas salivales. Es una citocina que favorece la maduración, proliferación y supervivencia de las células B
El BAFF, inducido por el interferón I y II, proporciona el vínculo entre la inmunidad innata y la autoinmunidad en la patogénesis de la enfermedad.
Estrategias y evidencias
Diagnóstico y evaluación
El síndrome de Sjögren se diagnostica por los síntomas clásicos de sequedad de la boca y los ojos, cansancio y dolor. Sin embargo, las complicaciones sistémicas son las que suelen aportar la pista diagnóstica y en estos casos se debe interrogar a los pacientes sobre las manifestaciones de la enfermedad y la presencia de otras afecciones autoinmunes en los familiares.
Exámenes complementarios
Los anticuerpos anti-SSA (frecuentemente asociados con anticuerpos contra el síndrome de Sjögren (anticuerpos anti SSB), se encuentran presentes en los dos tercios de los pacientes y se los debe pesquisar. También se halla el factor reumatoide en aproximadamente la mitad de los pacientes, mientras que los anticuerpos contra el ADN de cadena doble (importantes en el diagnóstico del LES) están ausentes.
Se recomienda la biopsia de las glándulas salivales menores para establecer el diagnóstico de síndrome de Sjögren primario, en ausencia de anticuerpos anti-SSA. Este procedimiento lo efectúa habitualmente un especialista en medicina oral.
Las mediciones de sequedad oral y ocular también son útiles. La prueba de Schirmer de sequedad ocular y la determinación de la velocidad del flujo salival no estimulado puede ser efectuada por cualquier médico con suficiente entrenamiento. La ecografía de las glándulas parótidas y submaxilares muestra múltiples zonas hipoecoicas o anecoicas.
La European League against Rheumatism (EULAR) evaluó dos índices de actividad de la enfermedad en el síndrome de Sjögren primario: el ESSPRI (EULAR Sjögren’s Syndrome Patient Reported Index), es la media de tres escalas analógicas visuales que evalúan la sequedad de la boca y de los ojos, el cansancio y el dolor en un cuestionario administrado al paciente.
El índice ESSDA (EULAR Sjögren’s Syndrome Disease Activity Index), evalúa las complicaciones sistémicas de la enfermedad en 12 dominios y solo se lo utiliza en estudios clínicos.
Riesgo de linfoma
En relación con el resto de la población, estos pacientes tienen entre 15 y 20 veces mayor riesgo de linfoma-B no Hodgkin, debido a la activación crónica de las células-B. Estos linfomas suelen aparecer en los órganos donde el síndrome de Sjögren está activo, como las glándulas salivales. Los factores de riesgo de linfoma en el paciente con síndrome de Sjögrens primario son:
  • Tumefacción recurrente de las glándulas parótidas.
  • Esplenomegalia, linfoadenopatía o ambas
  • Púrpura.
  • Puntaje > 5 en la escala ESSDAI. (indica actividad alta)
  • Factor reumatoide.
  • Crioglobulinemia.
  • Valores bajos de C4.
  • Linfocitopenia de células CD4 T.
  • Presencia de centros germinales ectópicos.
  • Puntaje de foco > 3. (El puntaje de foco es la cantidad infiltrados de células  mononucleares que contienen por lo menos 50 células inflamatorias por 4 mm2 de glándula salival labial obtenida por biopsia. El puntaje de 1 o más indica síndrome de Sjogren primario)
  • Mutaciones germinales en TNFAIP3.
En los pacientes con síndrome de Sjögren primario se recomienda el conteo de linfocitos, la electroforesis proteica, las proteínas C3 y C4 y la crioglobulina cada uno a dos años.
Tratamiento
La revisión sistemática de estudios clínicos aleatorizados mostró las ventajas de los agonistas muscarínicos (hidrocloruro de pilocarpina e hidrocloruro de cevimelina) en dosis de 5 mg cada 6 horas para el tratamiento de la sequedad oral y en menor grado la ocular. Conviene iniciar el tratamiento en forma escalonada para evitar el efecto colateral de sudoración.
Para la sequedad de los ojos se recomiendan gotas tópicas con ciclosporina, que mostraron mejores resultados que el placebo.
No se recomiendan los glucocorticoides oculares, ya que no son muy eficaces y se asocian con efectos adversos.
El examen dental periódico y la higiene oral son esenciales para evitar la formación de caries y la enfermedad periodontal asociada con la xerostomía.
Para el tratamiento del dolor se recomienda paracetamol como primera línea. Los antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden ser apropiados para el dolor articular y la pregabalina, la gabapentina o la duloxetina para el dolor neuropático.
No existe tratamiento eficaz para el cansancio
Hasta la fecha, ningún fármaco inmunomodulador ha sido eficaz en el síndrome de Sjögren primario. Las manifestaciones orgánicas graves se tratan según las recomendaciones para el LES sistémico u otras enfermedades del tejido conectivo. Se suelen emplear la hidroxicloroquina, la prednisona, el metotrexato, el micofenolato de sodio, la azatioprina y la ciclosporina.
De todas estas, solo se analizó la hidroxicloroquina en relación con el placebo, en un estudio aleatorizado con pacientes con síndrome de Sjögren primario. No se halló diferencia significativa entre los grupos en el criterio de valoración principal de mejoría del 30% o más en por lo menos dos de tres de los parámetros referidos por loa pacientes (sequedad de ojos y boca, cansancio y dolor), con tasas del 17,9%y 17,2%, respectivamente. No obstante, se sigue empleando la hidroxicloroquina en pacientes con síndrome de Sjögren primario, especialmente en aquellos con púrpura y síntomas articulares.
Cuatro estudios aleatorizados, controlados, evaluaron la eficacia del anticuerpo monoclonal anti-CD20 rituximab con resultados contradictorios. Los dos estudios más pequeños no mostraron mejoría alguna, los dos más grandes indicaron mejoría significativa. Otro estudio de datos derivados de un registro francés indicó que rituximab puede ser útil para el tratamiento de algunas manifestaciones sistémicas.
Zonas de incertidumbre
Estudios fisiopatológicos recientes mostraron varias similitudes entre el síndrome de Sjögren primario y el LES, que sugieren que el síndrome de Sjögren quizás represente una forma de lupus que afecta las mucosas. El interferón tipo 1, las células B, los plasmablastos y las células plasmáticas participan en la patogénesis de ambas enfermedades. La importancia de los fármacos dirigidos a estas células (bortezomib, atacicept, daratumumab y otros anticuerpos anti-CD38) justifica nuevas investigaciones.
También son prometedores otros tipos de tratamientos dirigidos a las células B, entre ellos los dirigidos a moléculas como CD40 y el ligando coestimulador de linfocitos T inducibles, junto con agentes dirigidos a CD20 y BAFF, que podrían modular la hiperactivación de las células B observada en el síndrome de Sjögren primario.
La heterogeneidad de la enfermedad, junto con los diferentes resultados de los ensayos terapéuticos, sugiere que será necesario un enfoque terapéutico más personalizado a fin de lograr mejores resultados a largo plazo en pacientes con síndrome de Sjögren primario.
La paciente presentada en este artículo es un caso clásico de síndrome de Sjögren primario, con sequedad de ojos y boca, cansancio y dolor, junto con la presencia de anticuerpos anti-SSA. Se debe tratar a esta paciente con pilocarpina, con aumento gradual de la dosis a 5 mg tres o cuatro veces por día, según los efectos colaterales, y lubricantes oculares en gel para los síntomas de sequedad.
Algunas de las características de la paciente son pronósticas de riesgo aumentado de padecer linfoma, entre ellas la gran actividad de la enfermedad, la positividad del factor reumatoide, el bajo nivel de C4, la tumefacción parotídea recurrente y la púrpura.
Esta paciente necesitará un seguimiento estrecho debido a la presencia de púrpura y disfunción renal, que son parte de las complicaciones sistémicas del síndrome de Sjögren primario. La nefritis intersticial asociada con esta enfermedad es especialmente preocupante. Requiere más evaluación, incluyendo una biopsia renal. De haber nefritis intersticial, se deberá iniciar tratamiento con glucocorticoides. Un inmunosupresor también podría ser útil en pacientes con enfermedad insuficientemente controlada o para facilitar la disminución de la dosis de prednisona.
Si se considera el empleo de inmunoterapia, los autores de este artículo elegirían rituximab basados sobre la evidencia de la activación de las células B y la predominancia de estas células en el infiltrado linfoide.
Resumen y comentario objetivo: Dr. Ricardo Ferreira